Fue el letrero en un pizarrón afuera de la cafetería que decía: “Somos una organización sin fines de lucro. Nos centramos en las HABILIDADES, no en las discapacidades”, lo que atrajo a Keren Campbell al interior.
Su rostro se iluminó ante las paredes de color menta, los detalles en ladrillo y el par de sonrisas detrás del mostrador de la cafetería Our Grounds mientras el canto de Ella Fitzgerald se escuchaba suavemente como fondo.
“No estoy acostumbrada a pedir un café sofisticado”, le dijo a la cajera, Jillian Joerg, quien pacientemente la guio a través del menú de bebidas espresso.
Luego, el barista, Brian Schwartz, le hizo un cortado perfecto (descafeinado, con solo un toque de espuma).
En ellos vio no solo a un par de <i style=”mso-bidi-font-style: normal”>millennials, sino a su propia hija de 24 años, una graduada universitaria recientemente diagnosticada con autismo.
“Eso es lo que me hace sentir tan bien acerca de este lugar”, dijo Campbell. “Conseguir y conservar un empleo, la gente no entienden lo difícil que es para las personas (con discapacidades)”.
Our Grounds, que abrió sus puertas en el tranquilo centro comercial Sabal Chase, cerca de Miami Dade College South en julio, es una organización sin fines de lucro registrada que emplea a personas con discapacidades del desarrollo. Los empleos están diseñados para forjar la confianza de un empleado y enseñarle a interactuar con los clientes en un escenario del mundo real.
Ah, y preparan una buena taza de café.
“Quiero ser un ejemplo para personas como yo”, agregó Joerg, cuya discapacidad requiere que use un andador o una silla de ruedas. “Soy una persona muy social. Me gusta hablar con los demás. Así que esto es perfecto”.
Ver estos primeros éxitos inspira a Vanessa Vila, de 31 años, quien abrió Our Grounds después de trabajar como terapeuta ocupacional, ayudando a adolescentes y adultos jóvenes a realizar las tareas que necesitan en la escuela y el trabajo.
Pero los padres se sentían frustrados porque sus hijos se graduaban de la estructura de la preparatoria y la universidad y descubrían que los empleadores no estaban dispuestos a contratarlos. La tasa de desempleo para las personas con discapacidad es más del doble que la de las personas sin discapacidad, según un informe de 2019 de la Oficina de Estadísticas Laborales de EU.
Muchos están más que calificados. Schwartz, de 27 años, tiene una licenciatura en matemáticas de la Universidad de Miami y Joerg, de 29 años, un título asociado de Miami Dade College. Sin embargo, Joerg relató que fue rechazada 19 veces en empleos antes de que apareciera Our Grounds.
“Traté de pensar de manera original sobre lo que la gente realmente necesitaba”, indicó Vila.
Su solución estaba en la puerta de al lado.
Su esposo desde hace cuatro años, Eric Huertas, oriundo de Coral Gables, había dirigido pizzerías familiares en Washington D.C. antes de regresar al sur de Florida para abrir su propia pizzería artesanal, Local Pie, en este centro comercial suburbano. Utiliza ingredientes de otros lugareños para sus pizzas, como el pollo asado de Hate Mondays Tavern y la miel The Native Guy de South Miami.
Vila dividía su tiempo el año pasado trabajando como terapeuta ocupacional privada y, después de su horario, operando la caja registradora en su pizzería de un año de antigüedad, todo mientras observaba el espacio vacío al lado.
“Siempre supimos que ella haría lo suyo algún día”, dijo Huertas. “Todos conocían el sueño de Vanessa”.
Vila solicitó su certificación 501c3 sin fines de lucro, firmó un contrato de arrendamiento en el espacio de al lado y tomó un curso intensivo de elaboración de café, en asociación con Argyle Coffee Roasters en Fort Lauderdale. Compra sus pasteles en la panadería francesa Atelier Monnier, brownies y galletas de la cercana Pretty Sweet Bakehouse, y productos horneados veganos y sin gluten de Amla Miami Bakery.
Vila, cuya madre era maestra de escuela primaria, diseñó programas de capacitación separados para el cajero y el barista, que incluyen aprender la historia del café desde su cultivo hasta el tostado.
“En las cafeterías exclusivas, los baristas reciben ese tipo de capacitación, entonces ¿por qué no ampliar su conocimiento también en eso?”, cuestionó Vila.
Our Grounds tiene hasta ocho empleados. Los puestos no son remunerados, con el objetivo de que sus alumnos se sientan lo suficientemente seguros como para solicitar puestos de trabajo con experiencia en el mundo real en sus currículos. Dijo que espera contratar a varios de ellos a tiempo completo después de completar su entrenamiento.
“Este es mi primer trabajo real”, dijo Schwartz, quien conduce desde Miami a Kendall para sus turnos como barista. “Siento que me estoy volviendo muy independiente ahora. Me hace sentir como un miembro productivo de la sociedad. Y simplemente me gusta ver a los clientes con una sonrisa en el rostro cuando preparo sus bebidas”.
Vila trabaja en estrecha colaboración con sus alumnos, su papel más de terapeuta que de propietaria de un negocio.
Mientras está sentada en el comedor, gira la cabeza con frecuencia para ver si alguno de sus alumnos la mira en busca de ayuda. Ella aparece para ver a Joerg ingresar transacciones y supervisa a Schwartz mientras prepara leche para un café.
Y cuando una joven pareja termina sus bebidas y se dirige a la puerta, Vila sonríe cuando Joerg los saluda amablemente y grita: “¡Vuelvan pronto!”
“Ella no me mira como alguien con una discapacidad”, dijo Joerg más tarde. “Cuando estoy aquí, olvido que tengo una discapacidad”.
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