¿Qué clase de madre llevaría a sus dos hijos de 16 años a ver “Mujercitas” (Little Women)?
Esta, al parecer. Mi esposo y yo íbamos a ir, y como los chicos estaban de vacaciones, pensamos que era una buena excusa para pasar tiempo juntos. Hubo un poco de fastidio en ellos cuando quedó en claro la verdadera naturaleza de la película, y yo misma tuve un momento de duda: Nada arruina más eficazmente una película tan esperada que un adolescente en plena rebelión.
Pero entonces las luces se apagaron, la ansiosa heroína comenzó a promover sus escritos ante un editor escéptico y yo me perdí en una historia que me encantaba de niña.
Me reí, lloré un poco y estaba tan, tan emocionada de estar teniendo esta experiencia con mis hijos varones, uno de los cuales terminó por amarla. (El otro sobrevivió intacto y de buen humor.) Parte de mi satisfacción fue la simple justicia de la situación: He pasado por muchas películas de “Misión Imposible”, “El Señor de los Anillos” y “Star Wars” en su momento. Me pareció bien que mis hijos hicieran condecendieran de manera similar.
Pero lo más importante es que me encontré feliz, tan, tan, tan feliz, de que mis hijos estuvieran viendo lo que yo estaba viendo, una película que ponía a las niñas y a las jóvenes al frente y al centro en formas que raramente se experimentan en la pantalla grande.
Entre las cosas que hicieron que mi corazón de madre cantara:
– Los problemas de las mujeres. Como mujeres del siglo XIX de una familia respetable pero con pocos recursos económicos, Jo y sus hermanas tienen pocas opciones profesionales más allá del matrimonio y la enseñanza. No importa que Beth sea talentosa y dedicada a su música, que Meg pueda actuar, que Amy pueda pintar y que Jo sea una escritora talentosa y decidida. Las chicas March son mujeres, así que tendrán que casarse o pasar apuros financieros, tal vez ganándose la vida como profesoras. La injusticia es palpable, de una manera que los sermones de una madre moderna sobre la igualdad de salarios quizá no lo sean. Después de verla, uno de mis hijos me dijo que le gustó el argumento de la película (no se preocupen, no habrá spoilers) porque la hermana March en cuestión no fue obligada a elegir entre el amor y el trabajo. Me contuve de chocar los cinco con mi hijo, pero apenas.
– ¡Sin maquillaje! Dudo que alguna generación haya escuchado más sobre cómo las chicas son personas reales que la de mis hijos, y eso es fantástico. Pero al mismo tiempo, las niñas que ven en las redes sociales y en programas como “Riverdale” son acicaladas y pulidas a cortísima distancia de sus vidas. Las chicas reales no pueden competir con ellas. Y en el caso de los varones de verdad, ¿cómo esto distorsiona sus ideas sobre la belleza femenina?
Qué maravilla, entonces, ver de cerca a Saoirse Ronan, quien interpreta a la heroína, Jo, con tan poco maquillaje que se pueden ver los pequeños bultos en su piel y el color real de sus pestañas. Es hermosa, por supuesto, con sus mejillas sonrojadas, una nariz definida y unos ojos enormes y expresivos. Pero la forma en que la cámara la ama, como un ser humano complicado y desordenado, no como una diosa producida, le hace bien a mi corazón. “¡Miren!” Quería decirle a mis hijos. “¡Miren! Es una persona real, como ustedes”.
– La relación entre hermanas. La narrativa de las chicas malas es difícil de pasar por alto, ya sea en las películas para adolescentes o en las cafeterías de las preparatorias. Pero las formas en que las chicas se consuelan, se animan y se aman de plano no siempre se muestran de manera prominente. Las hermanas March en “Mujercitas” dan vida al amor de hermanas (sus crueldades pero también su lealtad e intensidad) en formas que es necesario que vean los muchachos adolescentes.
– La “friend zone”. La friend zone, en la cual tienes sentimientos románticos no correspondidos por alguna amistad, es un gran tema de la vida en preparatoria, y es muy fácil etiquetar al amigo o amiga que no te quiere como superficial e insensible. Pero, por supuesto, también hay grandes cuestiones de autonomía y consentimiento involucradas aquí. Otras personas, incluso las realmente grandiosas y asombrosas, no necesariamente corresponden a nuestro afecto, y tenemos que respetar eso, por mucho que nos duela. Cuando una de las chicas March tiene que rechazar a un pretendiente genuinamente encantador y devoto porque no le gusta románticamente, los chicos llegan a ver ambos lados de la friend zone de una manera que se siente muy real y relevante.
– Una buena pelea. Entrar en una discusión emocional es difícil en cualquier relación romántica, pero es importante. No siempre vas a estar de acuerdo con tu amada o amado, y tienes que ser capaz de superarlo, de forma honesta pero amable. La pelea entre una de las heroínas y su pareja romántica es un buen ejemplo de ello: Hay una marcada diferencia de opinión, uno de ellos va a tener que hacer un verdadero sacrificio, y se hieren los sentimientos. Pero la forma en que estos dos negocian eso (perdón por la falta de detalles, pero estoy evitando spoilers) es algo que los adolescentes no pueden dejar de ver. Amo a esta pareja, y quiero que los jóvenes vean la forma en que pueden mejorar sus relaciones.
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