Hace tres años, Corey Walsh, quien estaba en una relación con un hombre que era VIH positivo, recibió una receta para Truvada, un medicamento aprobado por la Administración de Drogas y Alimentos (FDA, por su sigla en inglés) para prevenir la infección con el virus que causa el SIDA.
Walsh, entonces de 23 años, estaba cubierto por la póliza de seguro de salud de sus padres, que absorbió el costo del medicamento. Pero el precio de las pruebas de laboratorio trimestrales y las visitas al médico que necesitaba como parte del régimen de prevención le costaban unos 400 dólares, más de lo que podía pagar.
“Volví con mi médico y le dije: ‘No puedo seguir porque todos estos servicios complementarios no están cubiertos’”, recordó Walsh. Terminó uniéndose a un ensayo clínico que cubrió todos sus costos.
La experiencia de Walsh con altos costos de desembolso, ya sea para medicamentos o servicios relacionados, es común, afirman activistas. El mes pasado, el Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de Estados Unidos recomendó que los médicos ofrezcan profilaxis previa a la exposición con receta, o PrEP, a las personas con alto riesgo de contraer VIH. La decisión del grupo independiente de expertos significa que a partir de 2021 se requiere que la mayoría de los planes de salud cubran los medicamentos que se recomiendan para prevenir el VIH, y no se puede cobrar a los pacientes extra por el medicamento.
Sin embargo, la recomendación no aplica a los otros servicios clínicos y de laboratorio que las personas necesitan si están en un plan PrEP, según los funcionarios del grupo de trabajo.
Además de los cargos complementarios, persisten otros obstáculos para que las personas que necesitan PrEP la obtengan.
“Eliminar los costos compartidos sin duda ampliará el acceso a las personas para quienes la asequibilidad ha sido una barrera importante”, dijo Amy Killelea, directora de integración de sistemas de salud en NASTAD, una organización que representa a los funcionarios de salud pública en todo el país. “Sin embargo, ampliar el acceso al PrEP para las personas que más lo necesitan, incluidos los hombres jóvenes, homosexuales, afroamericanos y latinos, requerirá abordar otros desafíos sistémicos y estructurales importantes, como el estigma y la conciencia y voluntad del proveedor de recetar el PrEP a sus pacientes”.
El presidente Donald Trump ha enfatizado la necesidad de realizar más esfuerzos para combatir la epidemia del VIH. En su discurso sobre el Estado de la Unión en febrero, el presidente se comprometió a eliminar la transmisión del VIH para 2030.
Actualmente, Truvada para el PrEP, fabricado por Gilead, es el único medicamento aprobado para prevenir el VIH. La píldora de una vez al día es al menos 90 por ciento efectiva en algunos grupos de alto riesgo, incluidos hombres que tienen sexo con hombres, así como hombres y mujeres heterosexuales que tienen sexo con parejas VIH positivas, y 70 por ciento efectiva en personas que se inyectan drogas ilícitas.
Gilead estimó que 200 mil personas ahora reciben Truvada. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades estimaron que en 2015 había 1.1 millones de personas en los Estados Unidos que podrían beneficiarse del PrEP.
Con un precio mensual cercano a los dos mil dólares, muchos planes de salud privados han colocado el medicamento en un nivel de medicamentos especializados con altos copagos o coseguros. Esos pagos desaparecerán cuando las recomendaciones del grupo de trabajo entren en vigencia en 2021.
Truvada generalmente está cubierto en los programas estatales de Medicaid, al igual que el trabajo clínico y de laboratorio requerido. Pero en la parte sur del país, donde muchos estados no han ampliado el Medicaid según la Ley del Cuidado de Salud a Bajo Precio y las tasas de infección por VIH son altas, puede haber menos acceso a los medicamentos y otros servicios.
Gilead ofrece un programa de asistencia con medicamentos para personas sin seguro y un programa de asistencia con copagos para aquellas personas con cobertura privada que pueden llenar los vacíos.
Gilead ha presentado otro medicamento contra el VIH, Descovy, para aprobación de la FDA para PrEP, y se espera una versión genérica de Truvada el próximo año.
No está claro cómo estas opciones pueden afectar el acceso y la capacidad de las personas para pagar el PrEP.
“A menudo se necesita más de un genérico para que baje el precio de un medicamento”, destacó Jennifer Kates, vicepresidenta de la Kaiser Family Foundation. (KHN es un programa editorial independiente de la fundación.)
El nuevo requisito de cobertura preventiva puede llevar a aseguradoras privadas o programas de Medicaid a tratar de limitar el acceso mediante la imposición de requisitos de autorización previa, a algunos activistas les preocupa. Las aseguradoras podrían, por ejemplo, exigir que los médicos demuestren que el paciente es VIH-negativo y cumpla con los criterios de riesgo antes de aprobar la receta. Eso puede tener serias repercusiones.
“Cada vez que hay un retraso en la farmacia o por parte del proveedor, los pacientes se dan por vencidos”, afirmó John Peller, presidente y director ejecutivo de la Fundación para el SIDA de Chicago.
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