La telesalud es gratuita, pero los pacientes reciben facturas

Tribune Content Agency

Karen Taylor había estado tosiendo durante semanas cuando decidió ver a un médico a principios de abril. Los casos de COVID-19 acababan de superar los cinco mil en Texas, donde vive.

Cigna, su aseguradora de salud, le informó no cobraría por los costos salidos de su bolsillo a los pacientes de “telesalud” que buscaran examinaciones para detectar el coronavirus a través de videoconferencias. Así que Taylor, una gerente de ventas, habló con su médico en una videollamada por internet.

El consultorio le cobró 70 dólares. Ella protestó. Pero “dijeron: ‘No, es parte de tu deducible y tienes que pagar los 70 dólares'”, aseveró.

Los formuladores de políticas y las aseguradoras de todo el país afirman que están eliminando los copagos, los deducibles y otras barreras para la telemedicina para los pacientes confinados en casa que necesitan un médico por cualquier motivo.

“Estamos animando a la gente a usar la telemedicina”, destacó el mes pasado el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, después de ordenar a las aseguradoras que eliminaran los copagos, que normalmente se cobran en el momento de la visita al médico, para las visitas de telesalud.

Pero en un sistema de salud fragmentado (que abarca docenas de aseguradoras, 50 reguladores estatales y miles de consultorios médicos independientes) el cambio a la telemedicina gratuita para los pacientes está siendo mucho menos fluido de lo que sugieren los discursos y los comunicados de prensa. En algunos casos, los médicos están cobrando por las llamadas telefónicas que solían ser gratuitas.

Los pacientes alegan que los médicos y las aseguradoras les cobran por adelantado las citas por video y las llamadas telefónicas, no sólo los copagos, sino a veces todo el costo de la consulta, incluso si está cubierto por el seguro.

Pese a lo que los políticos han prometido, las aseguradoras dijeron que no podían eliminar inmediatamente los copagos de telesalud para millones de miembros que tienen sus tarjetas pero reciben cobertura a través de empleadores con autoaseguro. Los ejecutivos de las organizaciones de telesalud afirman que las aseguradoras han tardado en actualizar su software y sus pólizas.

“Muchas de las aseguradoras que indicaron que no van a cobrar copagos por la telemedicina, no lo han implementado”, informó George Favvas, director general de Circle Medical, una compañía de San Francisco que ofrece medicina familiar y otra atención primaria a través de livestream. “Eso está empezando a afectarnos ahora mismo”.

Un problema es que las aseguradoras han renunciado a los copagos y a otros gastos de telesalud solo para los médicos de la red. Otro es que Blue Cross Blue Shield, Aetna, Cigna, UnitedHealthcare y otras compañías que promueven la telesalud tienen poco poder para cambiar los beneficios de la telemedicina para los empleadores autoasegurados cuyos reclamos procesan.

Estos planes cubren a más de 100 millones de estadounidenses, más que el número de beneficiarios cubiertos por el programa Medicare para personas mayores o por el Medicaid para familias de bajos ingresos. Los cuatro gigantes de los seguros indican que los beneficios mejorados de la telemedicina no necesariamente se aplican a dicha cobertura. Los gobernadores o los reguladores estatales de seguros tampoco pueden imponer esos planes, que están regulados a nivel federal, para mejorar la cobertura de telesalud.

“Muchos planes de los empleadores están eliminando la distribución de costos” ahora que los reguladores federales han flexibilizado las reglas para ciertos tipos de planes para mejorar los beneficios de telesalud, agregó Brian Marcotte, director ejecutivo del Business Group on Health, una coalición de empleadores muy grandes, en su mayoría autoasegurados.

Para muchos médicos, la actividad y la facturación se han desplomado debido al cierre obligado por el coronavirus. Pese a las nuevas reglas, muchos consultorios podrían estar ansiosos por recaudar los ingresos de telesalud inmediatamente de los pacientes en lugar de esperar a que las compañías de seguros paguen, señaló Sabrina Corlette, profesora de investigación y codirectora del Centro de Reformas de Seguros de Salud de la Universidad Georgetown.

“Muchos proveedores quizá no tengan acuerdos con los planes con los que trabajan para prestar servicios a través de la telemedicina”, dijo. “Así que estos proveedores se protegen por adelantado ya sea pidiendo el pago completo o recibiendo el copago”.

David DeKeyser, un estratega de marketing de Brooklyn, Nueva York, buscó el consejo de un médico vía video después de entrar en contacto con alguien que asistió a un evento en el que se le detectó coronavirus. El consultorio le cobró como si hubiera hecho una visita (280 dólares, no solo el copago) a su tarjeta de débito sin notificárselo.

“Sucedió que era día de pago para mí”, dijo. Una semana antes y el cargo habría causado un sobregiro bancario, comentó. Un intercambio de correos electrónicos hizo que el cargo le fuera reembolsado.

Con una mayor aceptación, las llamadas de telesalud se han convertido de repente en una importante y lucrativa fuente potencial de ingresos para los médicos. Medicare y algunas aseguradoras comerciales han dicho que pagarán la misma tarifa por las videollamadas que por las visitas al consultorio.

Algunos médicos cobran por las llamadas telefónicas que antes se consideraban una parte incidental y no facturable de una visita previa al consultorio. Los planes de Blue Cross en Massachusetts, Wyoming, Alabama y Carolina del Norte están pagando las consultas de pacientes por teléfono, según America’s Health Insurance Plans, un grupo de cabildeo.

“Muchas compañías no reembolsaban los encuentros telefónicos” antes, agregó Corlette.

Catherine Parisian, una profesora de Carolina del Norte, dijo que lo que parecía una llamada de seguimiento rutinaria con su especialista el mes pasado se convirtió en una consulta de telesalud con un copago de 80 dólares.

“Lo que se hubiera sido una llamada telefónica, ahora se factura como telemedicina”, dijo.

Según muchos relatos, el número de encuentros con médicos a través de video se ha disparado desde que el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS, por su sigla en inglés) declaró a mediados de marzo que tomaría “medidas sin precedentes para ampliar el acceso de los estadounidenses a los servicios de telesalud”.

Medicare amplió los beneficios para pagar la mayor parte de la telemedicina en todo el país en lugar de solo para los pacientes de las zonas rurales y otras circunstancias limitadas, aclaró el HHS. El programa también ha eliminado temporalmente la prohibición de que los médicos renuncien a los copagos y a otros gastos compartidos con los pacientes. Tales exenciones podrían haber sido consideradas como violaciones de las leyes federales contra los sobornos.

Al mismo tiempo, la Ley CARES, aprobada por el Congreso el mes pasado para abordar la emergencia del COVID-19, permite que los seguros médicos privados con altos deducibles hagan una excepción para la telesalud en la compartición de los costos con los pacientes. Estos planes ahora pueden pagar las consultas médicas por video aunque los pacientes no hayan cumplido con el deducible.

Docenas de aseguradoras de salud privadas listadas por AHIP dicen haber eliminado los copagos y otros costos compartidos para la telemedicina. Cigna, sin embargo, ha renunciado a los costos salidos del bolsillo de los pacientes solo para la telesalud asociada a la detección de COVID-19. Cigna no respondió a las solicitudes de comentarios.

Teladoc Health, una gran empresa de telemedicina que cotiza en bolsa, mencionó que su volumen se ha duplicado hasta alcanzar las 20 mil consultas médicas diarias desde principios de marzo. El precio de sus acciones casi se ha duplicado también desde el 1º de enero.

Con un aumento tan pronunciado, no es sorprendente que las aseguradoras y los médicos estén luchando por mantenerse al día, dijo el director general de Circle Medical, Favvas.

“Va a ser un proceso imperfecto por un tiempo”, añadió. “Es comprensible dado que las cosas se mueven muy rápidamente”.

Abbie VanSickle, una periodista de California, quería que la consulta de bienestar programada de su bebé se hiciera a distancia porque le preocupaba visitar un consultorio médico durante una pandemia. Su aseguradora, UnitedHealthcare, no pagaría por ello, le advirtió el pediatra. La madre y el bebé tuvieron que acudir.

“Parece un riesgo innecesario”, opinó VanSickle. “Si no podemos hacer consultas de bienestar, seguramente no somos los únicos”.

Un vocero de UnitedHealthcare mencionó que hubo un malentendido y que la consulta remota del bebé sería cubierta sin un copago.

Jacklyn Grace Lacey, una antropóloga médica de la Ciudad de Nueva York, tuvo un problema similar. Tuvo que renovar una receta unas semanas después de que Cuomo ordenara a las aseguradoras renunciar a la compartición de costos con los pacientes de las citas de telesalud.

El consultorio del doctor le indicó que tenía que acudir para una visita o para reservar una consulta de telemedicina. La consulta de video generó una “tarifa administrativa” de 50 dólares que tendría que pagar por adelantado, dijo (cinco veces lo que habría sido el copago por una sesión en persona).

“No iba a ir a un consultorio médico y exponerme potencialmente a la gente solo para que me resurtieran las medicinas del mes”, dijo.

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