El miedo al coronavirus motiva a fumadores a dejar el hábito

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En 40 años de fumadora, Katie Kennedy intentó cuatro veces abandonar, pero siempre reincidía. Hoy, cada vez que le entran ganas, se le aparece la misma imagen: filas de pacientes con COVID-19 conectados a ventiladores.

El padre de Kennedy también fumaba. Estuvo conectado a un respirador antes de morir, y al ver cuán invasiva era la máquina y observar su incomodidad y angustia, Kennedy prometió que no iba a morir así.

“Decidí que era hora de proteger mis pulmones”, dijo Kennedy, de 59 años, quien comenzó una clase para dejar de fumar en Sacramento en marzo. “COVID-19 es un gran motivador”.

Los primeros estudios sugieren que los fumadores que desarrollan COVID-19, la enfermedad causada por el coronavirus, tienen 14 veces más probabilidades de necesitar un tratamiento intensivo en comparación con los no fumadores.

Los médicos en California están aprovechando este momento para resaltar la conexión entre COVID-19 y fumar como otra razón de peso para dejar el cigarrillo.

La línea de ayuda gratuita para fumadores de California, 1-800-NO-BUTTS, está redirigiendo dinero para investigación para proporcionar dos semanas de parches de nicotina gratuitos, enviados directamente a la casa de la persona que los solicita.

Las llamadas a la línea de ayuda en marzo cayeron un 27,5% en comparación con el mismo mes del año pasado, lo que el personal atribuye principalmente a las personas que están demasiado estresadas para considerar dejar de fumar. No obstante, los empleados dicen que algunos de los que llaman hacen referencia al coronavirus y el estar en casa como su inspiración para dejar de fumar.

“Hablé con un señor la semana pasada que se tomó muy en serio este tiempo para reorganizar su vida”, dijo Nallely Espina, consejera de la línea de ayuda. “Lo ayudó estar en casa y alejado de sus amigos fumadores”.

Un joven de unos 20 años llamó después de leer un artículo sobre cómo incluso los jóvenes que fuman podrían tener complicaciones de salud más graves por el coronavirus, dijo. Aproximadamente la mitad de las personas que llaman están usando el tiempo en casa para renovar sus hábitos: comenzar a practicar yoga, meditación o una dieta más saludable. El resto parece extremadamente agotado, atrapado dentro con sus familias.

Espina les aconseja que, en vez de salir a fumar un cigarrillo, salgan y hagan algún ejercicio.

Las agencias de salud pública de California están incorporando información sobre el vínculo entre fumar y el coronavirus en sus redes sociales y mensajes de divulgación pública, basándose en un legado de 30 años de agresivas campañas y políticas contra el tabaquismo.

El estado fue el primero en prohibir fumar en aviones y en restaurantes y bares, agregando una larga lista de otros espacios públicos a lo largo de los años que hicieron que fumar fuera logísticamente difícil y culturalmente impopular.

Como resultado, California tiene la segunda tasa de tabaquismo más baja del país, 11.3%, después de Utah, donde solo el 8.9% de la población fuma y los valores mormones tienen el crédito de desalentar el hábito.

Si bien los defensores de la salud empujan a los fumadores a dejar de fumar, algunos investigadores se preguntan si la baja tasa de tabaquismo de California influirá en cómo le va al estado a través de la pandemia.

“Es una gran pregunta”, dijo Ruth Malone, profesora emérita de enfermería en la Universidad de California-San Francisco, que ha estudiado el control del tabaco durante 20 años.

“A los fumadores les va mucho peor si contraen el virus, lo cual no es demasiado sorprendente dado que ataca el tejido pulmonar. También hay una nueva investigación que sugiere que incluso podría promover la transmisión debido a las vías particulares a las que se conecta”.

Probar una correlación requeriría modelos sofisticados para aislar el tabaquismo como un factor de riesgo de los muchos otros que ayudan a determinar las diferencias geográficas en la propagación y la gravedad del virus.

Esos factores incluyen la densidad de población, cuándo el virus se introdujo en una comunidad y el momento de las medidas de mitigación, como la orden de quedarse en casa, que California fue el primer estado en instituir.

Los investigadores saben desde hace mucho tiempo que fumar hace que sea más difícil combatir las infecciones respiratorias, porque aumenta la producción de moco y paraliza los cilios, las fibras similares al pelo en el tracto respiratorio y los pulmones que normalmente eliminan a los invasores.

“Si algún organismo llega a las vías respiratorias inferiores, ya sea el coronavirus u otro virus, tienes la mucosidad en la que se puede atorar y no se puede eliminar porque los cilios no funcionan”, explicó el doctor John Swartzberg, profesor emérito de enfermedades infecciosas en UC-Berkeley. “Entonces esos organismos encuentran un hogar perfecto”.

La ciencia más reciente indica que fumar también puede aumentar las posibilidades de una persona de contraer el coronavirus, porque el tabaco aumenta un cierto receptor enzimático en las células, la enzima modificadora de angiotensina-2, donde los científicos creen que el virus se adhiere e infecta, dijo Marcos García-Ojeda, inmunólogo en UC-Merced.

Imagina una célula humana como una casa con puertas y ventanas donde el virus puede ingresar, agregó. “Si fumas, aumentas la cantidad de ventanas y puertas para que entre el virus”, dijo.

Aun así, otros científicos plantean la hipótesis de que el virus ingresa a las células a través de un receptor diferente, uno que la nicotina puede bloquear. Los investigadores en Francia planean explorar si usar un parche de nicotina puede ayudar a prevenir la infección, mientras reconocen que los fumadores que desarrollan COVID-19 tienen más probabilidades de experimentar síntomas más graves.

Los defensores del control del tabaco están pidiendo a los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) que recopilen datos más sólidos sobre la conexión entre fumar y el coronavirus. El desarrollo de una prueba de anticuerpos de coronavirus confiable y ampliamente disponible también podría ayudar a observar mejor esa conexión.

“Una vez que comencemos a realizar estudios de anticuerpos muy sólidos, podremos tomar una población de personas infectadas y ver cuántos de ellos son fumadores versus no fumadores. Entonces se podría ver cuál es la morbilidad en cada grupo “, dijo Swartzberg. “Ese estudio sería muy simple de ejecutar”.

Averiguar si las bajas tasas de tabaquismo contribuyen a una reducción de las infecciones generales sería más difícil, ya que requeriría modelos más complejos que puedan controlar otros factores potenciales.

Por ejemplo, la tasa de tabaquismo en la ciudad de Nueva York, el epicentro de la pandemia de coronavirus en los Estados Unidos, es aproximadamente la misma que la de California. Según expertos, eso podría invalidar la idea de que una baja tasa de tabaquismo es protectora o indicar que fumar es solo una de las muchas variables que influyen en el impacto del brote.

“Establecimos normas de distanciamiento físico y cerramos negocios no esenciales unos días antes que Nueva York. Creo que fueron unos días críticos”, dijo el doctor John Balmes, neumónologo y profesor de medicina de UCSF. Las ciudades de California también tienden a estar menos densamente pobladas que las ciudades del este, agregó Balmes.

Mientras tanto, los médicos confían en lo que saben para persuadir a las personas de que intenten dejar de fumar ahora.

“Una vez que dejas de fumar o vapear, tus pulmones, tu sistema inmunológico, comienzan a mejorar en cuestión de minutos”, dijo la doctora Elisa Tong, médica de UC-Davis y directora de proyectos de la Red para dejar el tabaco de la Universidad de California.

Katie Kennedy de Sacramento ha estado aprendiendo estas lecciones en su clase para dejar de fumar, que pasó a sesiones por internet. Estar encerrada en casa le ha presentado algunos desafíos.

“Mi esposo fuma”, dijo Kennedy. “Y ese es probablemente el mayor desencadenante”.

Era su ritual, fumar juntos. Las veces que ha recaído, siempre fue con él. Ahora que están atrapados en casa, hay una tentación constante.

“Yo pienso, oh, va a fumar un cigarrillo. Sería bueno”, dijo. “Bueno, cuando tengo ese impulso, sé que es la nicotina la que habla. Así que tomo una pastilla de nicotina, respiro hondo y trato de ocuparme en otra cosa”.

Kennedy dijo que la ayuda a reenfocar su mente en por qué quería dejar de fumar en primer lugar.

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