El colapso de las microempresas

Tribune Content Agency

SAN DIEGO — En el barrio de South Park de San Diego, las puertas de las pequeñas tiendas suelen estar abiertas. Los perros que pasan por delante arrastran a sus humanos hacia los umbrales abiertos, tomando las golosinas que les dan los dueños de los negocios a lo largo de Fern Street.

Como la mayoría de los barrios locales, los dueños de las tiendas aquí son los administradores de sus calles. Mantienen las aceras limpias, los contenedores de basura vacíos y los cuencos de agua llenos para las mascotas de los residentes. Los escaparates, meticulosamente cuidados, son singularmente sandieguinos, ya que las cadenas rara vez son bienvenidas.

Abrigos con volantes, sombreros retro y antiguos tesoros ocupan los escaparates de Bad Madge and Co., una boutique vintage operada por la colorida dueña de la tienda, Tanya McAnear. Matteo, un restaurante italiano que dona sus ganancias a escuelas de San Diego, ha cubierto toda una pared que da a la calle con las palabras en colores brillantes #NeighborhoodLoveSD. Y calle abajo se encuentra The Book Catapult, una pequeña librería independiente con ventanas de ladrillo rojo y un toldo azul. La tienda está llena de selecciones curadas por los propietarios de la tienda, el matrimonio Seth Marko y Jennifer Powell, quienes van caminando al trabajo todos los días desde su casa al final de la manzana.

Este es el aspecto que tiene South Park normalmente. Es la razón por la que la gente quiere vivir aquí, atraídos por el sentimiento de ser parte de una comunidad.

Pero durante las seis semanas de la cuarentena ordenada por el gobierno, los propietarios de pequeñas empresas que conforman la fundación (y los adornos) de los barrios más singulares de San Diego están sufriendo desproporcionadamente. Y muchos de ellos puede que no sobrevivan a la lucha.

“Apenas y puedo operar”, dijo McAnear, la dueña de Bad Madge. “He despedido a todos mis empleados. No me pago un salario, así que vivo de mis ahorros. El dinero que gano con las ventas en línea es muchísimo menos que con las ventas de la tienda tradicional. Creo que puedo mantenerme a flote. Pero eso es por ahora. No sé si eso sea sostenible”.

¿Cuántas tiendas, restaurantes y pequeños negocios podríamos perder?

Las cifras en esta pandemia están en constante cambio, y siguen en el limbo mientras las empresas luchan por conseguir la ayuda del gobierno que podría mantenerlas a flote unas semanas más. Las quiebras probablemente se retrasarán hasta que los acreedores (y los propietarios de los locales) sean menos flexibles con los sufridos emprendedores.

Al igual que gran parte de la población de clase media y baja de Estados Unidos, la mayoría de las pequeñas empresas no están preparadas para las emergencias, según la Fundación de la Cámara de Comercio de Estados Unidos. Después de un desastre, el 40 por ciento de las pequeñas empresas no reabrirá.

John Kabateck, el director de California de la Federación Nacional de Empresas Independientes, dijo que una encuesta entre sus miembros a finales de marzo fue aleccionadora.

Cerca de la mitad de los propietarios de pequeñas empresas dijeron que no podían sobrevivir más de dos meses sin los ingresos de sus operaciones normales. A partir de esta semana, muchas tiendas de San Diego están a sólo dos semanas de ese umbral de dos meses desde que comenzó el cierre.

“Nuestros miembros indican que habrá un punto en las próximas semanas en el que tendrán que tomar una decisión vital”, comentó Kabateck. “Pronto se encontrarán al borde de ese precipicio”.

Con los programas de primeros auxilios del gobierno federal para las pequeñas empresas agotados en cuestión de días (y la segunda ronda llegando bastante tarde), muchos operadores de San Diego sienten que la ayuda es una cuerda de salvamento lanzada fuera de su alcance.

“No hemos visto ningún dinero del (Programa de Protección de Nómina), pero realmente no importa porque sólo habría puesto un curita en la gran herida”, describió Damon Goldstein, co-propietario de Truly Fine Wine en Pacific Beach. “No me ayuda a manejar los asuntos de cobranza, o para hacer pedidos. No me hace volver a ponerme en pie. Sin nuestro flujo de ingresos, no tenemos suficiente para operar nuestro negocio”.

“El daño está hecho”. El costo del turismo perdido en los barrios costeros

McAnear y Goldstein son dos de los varios propietarios de pequeñas empresas que hablaron con el Union-Tribune en las últimas seis semanas para compartir sus preocupaciones sobre su futuro, y sus barrios.

Bernard Lebel, el propietario de 32 años de edad de California Sock Company en Pacific Beach, dijo que está particularmente preocupado por el efecto a largo plazo del cierre en las tiendas minoristas y restaurantes locales de las zonas costeras. El turismo, subrayó, representa un gran porcentaje de sus ventas, ya que es dueño de tres tiendas en San Diego. Y los meses de primavera y verano son vitales para terminar el año con ganancias.

“La mayoría de los propietarios de negocios viven del flujo de efectivo”, indicó Lebel. “Así que acumulan deudas en la temporada baja, y ganan todo su dinero en la primavera y el verano”.

El cierre en la temporada más crítica del año no solo causrá daño por un par de meses. Perjudicará todo el año, y posiblemente los años venideros.

Como dijo Goldstein: “El daño está hecho”.

Lebel comenta que predice que Pacific Beach, La Jolla y otros barrios de la playa no verán los verdaderos impactos del cierre hasta que llegue el otoño. Y para los residentes, notarán el cambio en la forma de los edificios vacíos.

“Recorrerán las calles en Pacific Beach o La Jolla y verán una vacante tras otra”, predijo Lebel.

Marco Li Mandri, que forma y administra distritos de mejora de negocios en todo el país como presidente de New City America, dijo que anticipa muchas nuevas vacantes como resultado de la pandemia del COVID-19. Li Mandri también administra la Little Italy Association de San Diego, que representa a los propietarios y negocios del barrio.

“Creo que habrá una verdadera sacudida en la industria minorista y de restaurantes de la ciudad”, agregó Li Mandri, aunque esperaba que a Little Italy le fuera bien en comparación.

¿Las cadenas ocuparán su lugar?

Si se produce una verdadera sacudida, existe la posibilidad de que los edificios de venta al por menor y de restaurantes queden vacíos en los próximos años. Pero también existe la posibilidad de que se llenen de tiendas y restaurantes de cadenas que hayan superado la crisis mejor que los propietarios de pequeñas empresas. Aunque las cadenas siguen sufriendo durante el cierre, tienen acceso al crédito gracias a sus abundantes activos. Y cuentan con asesores financieros para ayudarles a expandirse en una crisis.

“Las empresas más grandes tienen equipos de profesionales que pueden responder y solicitar ayuda más rápidamente”, aclaró Kabateck. “Tienen relaciones con bancos y prestamistas que las pequeñas empresas no tienen. Y los prestamistas ven una mayor tasa de retorno por firmar con una compañía grande en lugar de una pequeña empresa”.

Los barrios centrales de San Diego no se han tomado a bien la entrada de las cadenas a algunas de sus calles principales más locales. Cuando Target anunció que sus tiendas de pequeño formato venían a South Park y Ocean Beach, los residentes se enfurecieron con su llegada.

En 2017, South Park perdió su negocio de 20 años Rebecca’s Coffee House cuando los dueños tuvieron que cerrarlo. Hubo rumores de que Starbucks podría tomar su lugar, y el vecindario se negó.

“Cuando Matteo se hizo cargo de ese lugar, hubo una celebración local”, relató McAnear. “La entrada de cadenas, eso me asusta. Especialmente en vecindarios como South Park, a los residentes no les gustará”.

¿Han notado barrios más sucios últimamente? Los negocios suelen ser los que limpian

Las semanas de cierre han pasado factura a South Park, y no sólo a los dueños de los negocios. Mientras que los peatones siguen recorriendo las calles de su vecindario, las puertas de las tiendas están cerradas. Las calles están más sucias de lo normal. Los botes de basura están desbordados.

La ciudad quiso retirar los botes de basura de South Park hace unos 10 años, dijo McAnear, ya que no tenían los fondos para mantenerlos. Así que el Grupo de Negocios de South Park se hizo cargo del trabajo.

“South Park tiene un aspecto terrible porque los negocios están cerrados, las aceras no se barren y los contenedores de basura no se limpian”, enfatizó McAnear.

Esto es bastante típico en los vecindarios locales. Los negocios asumen la responsabilidad de limpiar sus calles y sus comunidades, y el cierre ha dejado barrios como Gaslamp y Pacific Beach más llenos de basura que nunca.

“Se necesita mucha limpieza para mantener las calles en buen estado”, dijo Kevin Schugar, mecánico de automóviles y propietario de Coastal Auto Repair en Pacific Beach. “Garnet y Hornblend están mal, y las calles laterales se ven horribles ahora mismo”.

McAnear añadió que se pregunta si el público se da cuenta de lo mucho que hacen los propietarios de pequeñas empresas en sus comunidades.

“Si estos negocios cierran, no te darás cuenta de lo que tenías hasta que desaparezca”, puntualizó.

Kabateck, que aboga por las pequeñas empresas en asuntos de política en Sacramento, dijo que lo mismo es cierto desde la perspectiva del gobierno.

“Una cosa que la gente olvida de las calles comerciales es que las pequeñas empresas juegan un papel vital en la base impositiva de la economía local”, comentó. “Menos dinero de los impuestos significa menos bomberos, menos policías, menos escuelas e infraestructura. No se puede esperar que el sector público sobreviva si el sector privado está en soporte vital”.

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