Para ICE, la rutina no es nunca la misma desde la era de Trump

Tribune Content Agency

LOS ÁNGELES — Los agentes de ICE habían hecho su tarea antes de abordar su primer objetivo. Se aprendieron la rutina del hombre mexicano de 65 años.

Los agentes no estaban seguros de dónde vivía, pero sabían que casi todos los días después de las 4 a.m. aparecería en medio de la oscuridad previa al amanecer para revisar dos camionetas que tenía estacionadas en el centro de Los Ángeles.

Entonces, los agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por su sigla en inglés) se sentaron en sus vehículos sin distintivos y esperaron. Alrededor de las 4:40 a.m., un hombre con una gorra de béisbol y jeans salió de una calle cercana.

“Está a punto de cruzar la calle”, dijo un agente por radio.

Momentos después, los agentes se acercaron en cuatro vehículos con luces intermitentes, sorprendiendo al hombre. Lo catearon, lo esposaron y rápidamente, sin alardes, se lo llevaron.

El hombre fue arrestado en agosto bajo sospecha de conducir bajo la influencia de sustancias. ICE emitió una orden de detención para que pudiera ser retenido y recuperado, pero el Departamento de Policía de Los Ángeles la ignoró, dijo David Marín, director de operaciones de ejecución y remoción de ICE en LA. El hombre había sido deportado al menos tres veces antes, según ICE, y había sido arrestado en el pasado, incluso hace más de una década por agresión, lo que resultó en su encarcelamiento.

Los estadounidenses tienen opiniones muy divergentes sobre ICE. Algunos apoyan la polémica represión de la agencia contra la inmigración ilegal. Otros, enojados por las tácticas que consideran excesivas e incluso inconstitucionales, quieren que se elimine.

Las operaciones de ICE a gran escala, como la reciente en una planta procesadora de carne de Mississippi, donde 680 trabajadores fueron detenidos, se han convertido en una especie de teatro callejero de reality-TV que dramatiza los altos riesgos involucrados. Pero arrestos como el del ciudadano mexicano el mes pasado son el pan de cada día de las acciones de ICE, afirmó Marín.

“Esto no es nada especial”, señaló Marín. “Nuestros muchachos hacen esto todos los días, este es su trabajo”.

Los números confirman que las deportaciones resultantes de operaciones como estas han disminuido bajo el presidente Donald Trump más que durante la era de Obama, a pesar de la retórica jactanciosa y las políticas de no tomar prisioneros de la administración actual.

La administración Trump está en camino de eliminar aproximadamente un ocho por ciento más de extranjeros en el año fiscal 2019 que el presidente Barack Obama durante su último año en el cargo, según datos de ICE.

Pero durante el apogeo de las deportaciones bajo Obama, en 2012, los funcionarios de inmigración retiraron a 409 mil 849 extranjeros. En comparación, las remociones máximas de Trump ocurrieron este año, con 257 mil al 21 de septiembre, unos días antes del cierre de este año fiscal.

Parte de la disminución en las deportaciones puede atribuirse a una menor cooperación de las fuerzas del orden locales, señaló Louis DeSipio, profesor de ciencias políticas en la Universidad de California en Irvine.

Muchas agencias policiales locales, particularmente en estados progresistas como California, ya no están colaborando con ICE de la misma manera que lo hicieron con Obama, notificó.

Eso ha dificultado que las autoridades federales detengan a algunos inmigrantes.

Los agentes de ICE se han vuelto tan difamados que Homeland Security Investigations, una rama dentro de la agencia que se enfoca en combatir la actividad criminal transfronteriza, anunciada como la subsidiaria de investigación del Departamento de Seguridad Nacional, ha tratado de disociarse de ICE.

Todos los días, aproximadamente 100 equipos de operaciones de fugitivos de ICE se despliegan en todo el país.

En el sur de California, 12 equipos salen a la calle todos los días en siete condados, desde Los Ángeles hasta San Luis Obispo. Esta es un área que abarca 19 mil millas cuadradas con 19.6 millones de habitantes.

“Estás hablando de 75 hombres para cubrir toda esa área”, apuntó Marín. “Tengo un número limitado de agentes”.

El primer equipo de operaciones contra fugitivos se lanzó en Los Ángeles en 1996 y se expandió desde allí, relató Marín, quien comenzó a trabajar en 1995 con lo que entonces se llamaba Servicio de Inmigración y Naturalización.

“Como alguien que ha estado haciendo esto durante 24 años y que ha pasado por numerosas administraciones, sigo haciendo mi trabajo”, indicó Marín. “Las políticas y las prioridades siempre cambian, pero las leyes nunca”.

Las operaciones contra fugitivos de ICE se dirigen a inmigrantes específicos sospechosos de vivir en el país sin estatus legal. Cada objetivo conlleva varios días de vigilancia antes de que los agentes hagan una detención.

Pese a la retórica que emana de la Casa Blanca y la reacción que inevitablemente le sigue, Marín insiste en que los arrestos específicos de ICE no son diferentes en tamaño o alcance de las operaciones que realizó en años anteriores bajo administraciones anteriores, tanto republicanas como demócratas.

“La inmigración siempre ha sido política, ¿verdad? He visto el péndulo oscilar a ambos lados, pero en los últimos años … parece que se ha vuelto mucho más controvertido”, opinó Marín.

Durante los últimos años, ICE ha provocado una condena generalizada por su papel en las duras políticas de inmigración de la administración de Trump.

La indignación es tan dramática que ICE es ahora la agencia federal menos popular en Estados Unidos, según una encuesta del Centro de Investigación Pew publicada el mes pasado. Se estima que el 54 por ciento considera a ICE desfavorablemente y el 42 por ciento lo ve favorablemente.

Aunque Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos es la agencia responsable de implementar la política fronteriza de Trump, el público no distingue necesariamente entre ambas agencias.

Los manifestantes han protestado en todo Estados Unidos, exigiendo que ICE sea eliminado, llamados que han sido repetidos por varios políticos izquierdistas. En todo el país, los manifestantes han desplegado pancartas con la frase “ABOLIR ICE” sobre pasos elevados de autopistas y lugares famosos.

En julio, un hombre de 69 años armado con un rifle atacó el Centro de Detención Tacoma Northwest en Washington, arrojando dispositivos incendiarios a la cárcel de inmigración.

El año pasado, entró en vigencia la ley “santuario” de California, el Proyecto de Ley 54 del Senado, que protege a los inmigrantes en el país sin estatus legal.

El Departamento de Policía de Los Ángeles dejó de participar en operaciones conjuntas con ICE que impliquen directamente la aplicación de la ley de inmigración civil. El departamento ya no transfiere a las personas con ciertas condenas penales menores a la custodia de ICE.

La policía de Los Ángeles también generalmente ignora las solicitudes de ICE de notificar a la agencia cuando un inmigrante es liberado de la custodia. Muchos de estos inmigrantes terminan luego en una lista de objetivos para los equipos de operaciones contra fugitivos.

La mayoría de esos objetivos han sido arrestados bajo sospecha de o condenados por conducir bajo la influencia de sustancias tóxicas. Pero muchos otros son blanco por delitos relativamente pequeños y no violentos, como múltiples reingresos ilegales a EU. Entrar al país sin permiso es un delito menor, pero puede convertirse en un delito federal después de una expulsión o deportación.

Esa fue la historia detrás del segundo objetivo de los agentes, un hombre mexicano sin hogar en el área sur de Los Ángeles. El hombre de 43 años vivía en una camioneta estacionada en el estacionamiento de un Food 4 Less.

Había sido deportado de los Estados Unidos tres veces antes. Tenía múltiples condenas por conducción bajo la influencia de tóxicos, la más reciente en febrero. El Departamento de Policía de Los Ángeles ignoró al menos una orden de detención de ICE contra el hombre, dijo Marín. La cárcel del Condado de Los Ángeles también ignoró una orden de detención.

Alrededor de las 5:30 a.m., los agentes llamaron a la ventana de la camioneta.

“¡Abre la puerta, policía!”, gritó un agente.

Medio dormido, el hombre entrecerró los ojos y bajó la ventanilla.

“¿Cómo te llamas?”, preguntó uno de los agentes en español. “¿Cuál es tu nombre completo?”

Luciendo un poco tambaleante, con el sudor empapando su rostro, el hombre salió de su camioneta. Los agentes de ICE lo catearon, lo esposaron y se lo llevaron. Tomó menos de 10 minutos.

Marín declaró que la mayoría de los arrestos ocurren pacíficamente, pero un número creciente involucra a objetivos que se defienden o intentan escapar. En algunos casos, dijo, los vecinos de las personas que están siendo arrestadas se enfrentan enojadas a los agentes de ICE.

“En los últimos años hemos tenido personas que se resisten activamente, y nunca antes habíamos tenido eso”, subrayó. “La gente es un poco más desafiante”.

Cuando Marín comenzó como un joven agente de inmigración, no era inusual que él y otros agentes se subieran a una camioneta, se detuvieran en un sitio de reunión de jornaleros y atraparan a 50 personas de quienes sospechaban que estaban ilegalmente en el país, recordó.

“Los procesábamos y los enviábamos de regreso, dos o tres semanas después, yo arrestaba al mismo tipo. No era un uso efectivo de nuestros recursos. Ya no hacemos eso. No solo porque no tenemos los recursos, sino, número uno, no es eficaz”, concluyó. “Estas son operaciones de aplicación selectiva de la ley”.

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