Conforme los pacientes de COVID-19 son más jóvenes, el rastreo es casi imposible

Tribune Content Agency

Las personas más jóvenes tienen menos probabilidades de ser hospitalizadas o de morir de COVID-19 que sus mayores, pero circulan más libremente mientras son portadores de la enfermedad y sus casos son más difíciles de rastrear. Juntos, estos hechos aterrorizan a los funcionarios de los hospitales de California.

Las personas menores de 50 años constituyen el 73 por ciento de los que han dado positivo en las pruebas de detección de la enfermedad en el estado desde principios de junio, comparado con el 52 por ciento antes del 30 de abril. Ese cambio no es reconfortante para el doctor Alan Williamson, jefe médico de Eisenhower Health en el Valle de Coachella del Condado de Riverside.

“Honestamente me preocupa más porque significa que esto ya está establecido en la comunidad”, afirmó.

A medida que el virus se propaga por Estados Unidos, resulta cada vez más difícil averiguar cómo se expusieron los pacientes, lo que hace casi imposible detener la transmisión viral. Los jóvenes con COVID-19 también son menos propensos a contestar el teléfono cuando llama un rastreador de contactos, dicen funcionarios de salud. Y los hospitales están viendo aumentar el número de casos entre el personal, que se está infectando en sus comunidades, no necesariamente en el trabajo.

Los Ángeles y los condados cercanos, cuyas poblaciones son en gran medida latinas, han estado impulsando el aumento de COVID-19 en California y representan un número desproporcionado de sus casos, como lo han hecho desde los primeros días de la pandemia.

La enorme ola de nuevas infecciones ha hecho que las muertes entre personas de 18 a 40 años aumenten lentamente, de seis en los primeros 10 días de mayo en el Condado de Los Ángeles, por ejemplo, a 22 en el mismo periodo de julio.

Las hospitalizaciones se han disparado entre el grupo de edad más joven, que constituía alrededor del 10 por ciento de las personas hospitalizadas en abril, pero ahora representan más del 25 por ciento.

La primera oleada de pacientes en marzo y abril en el Eisenhower Medical Center, el hospital insignia de Eisenhower Health con 463 camas, la conformaban en su mayoría residentes de asilos de ancianos y jubilados que vivían en la zona parte del tiempo. La mayoría eran blancos.

Pero en junio, a medida que el virus se propagaba por el resto del Valle de Coachella (famoso por producir dátiles, cítricos y otros cultivos) también enfermó a personas de la fuerza laboral agrícola latina de la región durante todo el año. Aunque estos pacientes son más jóvenes y, por lo general, no necesitan ser hospitalizados, Williamson ha notado una nueva tendencia entre los que sí lo necesitan.

“Con bastante frecuencia, en su historial aparece que hay dos o tres o más miembros de la familia que están en casa y han dado positivo al COVID”, señaló. “No veía eso antes”.

En la parte oriental del valle, donde los hogares multigeneracionales o multifamiliares son comunes, los pacientes positivos de COVID no siempre tienen el espacio o los recursos para vivir en estricto aislamiento mientras se recuperan.

“Se trata de jóvenes que viven en un hogar con niños pequeños, adolescentes y abuelos de 70 años”, señaló. “Esa no es una buena fórmula”.

La mayoría de los pacientes más jóvenes tienen un curso de la enfermedad benigno. Johnny Luna, de 34 años, que vive en un apartamento de dos recámaras en la sección de Boyle Heights cerca del centro de Los Ángeles, se hizo la prueba de COVID-19 en mayo después de experimentar lo que se sintió como un ataque de asma leve, con falta de aliento y fatiga.

Cuando recibió una carta con el resultado positivo de la prueba una semana después, Luna se quedó atónito. No tenía ni idea de dónde pudo haber estado expuesto, ya que él, su pareja y su hija en edad escolar habían seguido al pie de la letra las recomendaciones de salud pública.

“Me lavé las manos hasta que se agrietaron y se resecaron, y adopté todas las medidas sugeridas”, dijo. “De hecho, esto fue lo único en toda mi vida que me hizo dejar de morderme las uñas”.

A medida que aumentan los casos, los rastreadores de contactos tienen menos éxito en hacer que los pacientes positivos a COVID-19 tomen el teléfono, comentó el doctor Jeffrey Gunzenhauser, jefe médico del Departamento de Salud Pública del Condado de Los Ángeles. Los rastreadores de contactos habían podido completar una entrevista con pacientes positivos más del 70 por ciento de las veces hasta hace unas tres semanas, dijo. Ahora, la tasa es de apenas el 65 por ciento.

“Pudiera ser que las personas mayores que tradicionalmente usan el teléfono estén más dispuestas a contestarlo, mientras que las personas más jóvenes podrían comunicarse a través de mensajes de texto y otros medios, por lo que tal vez sean menos propensas a hacerlo”, dijo.

Para aumentar el número de repuestas, el departamento ha pedido a las compañías telefónicas que etiqueten todas las llamadas de los rastreadores de contactos como “Salud Pública de Los Ángeles” cuando aparecen en la pantalla del teléfono. El departamento ha convocado grupos de discusión entre adultos jóvenes para encontrar formas de comunicarse mejor con ellos.

En el caso de Luna, AltaMed Health Services, que le administró su prueba COVID-19, dijo que trató de llamarlo tres días seguidos y dejó dos mensajes de voz antes de enviar la carta. Luna dijo que nunca recibió las llamadas o los mensajes de voz; y que lo mismo le sucedió a gente que conoce.

Al principio de la pandemia, los pacientes infectados solían tener una buena idea de dónde habían estado expuestos al virus, y por medio de quién, señaló Patricia Márquez Sung, epidemióloga del USC Verdugo Hills Hospital, una instalación de 158 camas en Glendale, en el Condado de Los Ángeles.

Las personas que se presentaron en el departamento de emergencias de Verdugo Hills con síntomas de COVID en junio eran significativamente más jóvenes que a principios de este año, según datos del hospital; y más pacientes de emergencias dicen que “no tienen idea” de dónde pudieron haber contraído el virus, dijo Sung.

“Lo que eso me dice es que, potencialmente, nos estamos volviendo un poco laxos con el cumplimiento del uso del cubebocas, permanecer en casa y lavarse las manos”, dijo Sung. “La gente se ha impacientado y su percepción del riesgo es mucho menor que hace tres o cuatro meses”.

Incluso los trabajadores de la salud se están impacientando y aventurándose más. El hospital hermano de Verdugo Hills, el Keck Hospital de 401 camas de la USC cerca del centro de Los Ángeles, está viendo un aumento en las infecciones de los trabajadores de la salud debido a la propagación comunitaria. Durante los últimos 10 días de junio, 20 empleados dieron positivo; el equipo interno de rastreo de contactos del hospital determinó que ninguno de ellos estuvo expuesto a pacientes con COVID-19 en el trabajo. En los tres meses y medio anteriores, el hospital había registrado un total de 68 positivos entre el personal.

Los funcionarios de salud pública y los dirigentes políticos están instando a los jóvenes a abstenerse de participar en fiestas y grandes reuniones, y haciendo hincapié en la posibilidad de una transmisión asintomática o pre-sintomática a las poblaciones más vulnerables.

Estos mensajes de precaución son especialmente urgentes en medio del creciente consenso de que el virus puede permanecer en el aire en los interiores, explicó Chris Van Gorder, director general de Scripps Health, un gran sistema de salud sin fines de lucro en el Condado de San Diego. Anteriormente, los principales grupos de salud pública como la Organización Mundial de la Salud habían dicho que el virus se transmitía principalmente de persona a persona, en gotas respiratorias que caen rápidamente al suelo a menos que se inhalen.

El cambio de mentalidad tiene implicaciones dolorosas para las personas (incluyendo a los trabajadores de la salud) deseosos de volver a los restaurantes bajo techo y a otros negocios, dijo Van Gorder. En la primera semana de julio se registraron 201 infecciones por COVID-19 entre los trabajadores de la salud del condado, en comparación con 72 en la última semana de mayo.

– Este texto fue traducido por Kreativa Inc.

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