Las madres, 3 veces más propensas que los padres a perder el empleo en la pandemia

Tribune Content Agency

Las madres de niños pequeños han perdido su empleo en una tasa tres veces mayor que la de los padres en la pandemia, una situación que amenaza no solo el avance hacia la igualdad de género, sino también el aumento de los ingresos de la clase media que depende cada vez más de las mujeres trabajadoras.

Las madres de niños de 12 años o menos perdieron casi 2.2 millones de empleos entre febrero y agosto, una caída del 12 por ciento, según un análisis de Stateline. Los padres de niños pequeños vieron una caída del cuatro por ciento de unos 870 mil empleos.

La pérdida fue aún peor para las madres solteras de niños pequeños, que perdieron el 16 por ciento de los empleos que tenían en febrero, en comparación con una caída del seis por ciento para los padres solteros, según el análisis de los datos de la Encuesta de la Población Actual proporcionados por la University of Minnesota en ipums.org.

Es probable que esas pérdidas hayan empeorado en septiembre, ya que se abrieron más escuelas y el aprendizaje en línea ejerce cada vez más presión sobre las mujeres para que ayuden a sus hijos con las tareas escolares.

Angie Schmitt, madre de dos hijos en Cleveland, Ohio, se sorprendió cuando se enteró de que se esperaba que su hijo en edad preescolar estuviera en sesiones de video en línea durante gran parte de la jornada escolar de 8:30 a.m. a 3:30 p.m. La realidad fue aún peor, agotando el tiempo que ella necesita para trabajar como consultora de transporte, y ha perdido cuatro meses de sueldo.

Su escuela pidió a los padres que aprendieran una plataforma de encuentro virtual, pero después de un apagón cambiaron a una diferente, que se desactiva en menos de una hora, dijo. Las sesiones requieren una atención constante de ella y su marido. Le preocupa que su hija de tres años no esté recibiendo el suficente de su tiempo y que ella misma no esté durmiendo lo suficiente tratando de mantenerse al día.

“Mi esposo y yo tenemos maestrías y somos profesionales de la informática y aún así las dificultades de la tecnología de la información son muy intensas, estresantes y frecuentes”, dijo Schmitt. “No puedo imaginarme cómo otros están manejando esto”.

Su marido ayuda pero tiene menos flexibilidad. “Como soy autónoma y gano menos dinero, soy la persona principal” que se ocupa de los asuntos escolares, señaló.

Los cambios amenazan con revertir décadas de avance, no solo en la igualdad de género, sino también en el aumento general de los ingresos familiares para la clase media. Las activistas de los derechos de la mujer piden que las políticas estatales y federales ayuden a las mujeres a capear el temporal ordenando horarios escolares y laborales más flexibles, exigiendo más permisos remunerados para el cuidado de la familia y estableciendo más protección contra la discriminación en el trabajo ya que el cuidado de los niños tiende a recaer en las mujeres.

“Esto hará retroceder bastante la equidad de género”, dijo Ariane Hegewisch, directora de programa del Instituto de Investigación de Políticas para la Mujer en Washington, D.C., y agregó que muchas activistas también ven la crisis como una oportunidad para hacer importantes cambios de política para mejorar la vida de las madres trabajadoras.

“Está presente la energía para finalmente hacer grandes cambios”, comentó Hegewisch.

La madre soltera Kelli Shelhorse de Frederick, Maryland, dijo que un ambiente laboral de apoyo ha sido clave para conservar su empleo como consejera de escuela secundaria, trabajando en casa mientras ayudaba a sus hijas, de siete y 10 años, a mantenerse al día con las tareas escolares en línea.

“Me siento extremadamente afortunada de tener una administración comprensiva que siempre dice: ‘Debes cuidarte de ti y de tus hijos'”, escribió Shelhorse en un correo electrónico a Stateline. “Así que saben que estoy bajo mucho estrés y que todo recae en mí, de manera que si necesito alejarme para ayudar a una de mis hijas, lo entienden”.

En todo el país casi dos tercios de los padres afirman que sus hijos se han cambiado al aprendizaje en línea, y otro 13 por ciento está usando materiales de papel enviados a casa por las escuelas, según una encuesta de la Oficina del Censo a principios de septiembre. El repentino cambio a las clases virtuales ha requerido mucha supervisión de los adultos, y los fallos tecnológicos comunes son un dilema que consume mucho tiempo.

Incluso cuando los padres y madres trabajan desde casa, las mujeres tienden a ser las más afectadas por las tareas del cuidado de los niños, incluyendo los nuevos problemas de las escuelas en línea. Un estudio realizado en julio por la Washington University en St. Louis encontró que las madres de niños pequeños han perdido de cuatro a cinco veces más horas de trabajo que los padres en la pandemia.

Además, un tercio de las mujeres trabajadoras dijo que el cónyuge no estaba ayudando con el cuidado de los niños durante la pandemia, según un estudio de la University of Southern California, lo que llevó a niveles más altos de angustia psicológica entre las madres que entre los padres o las mujeres sin hijos.

En una encuesta entre mujeres de Wyoming, más de dos tercios de las madres dijeron que los cambios en la escuela y la guardería durante la pandemia tuvieron un “impacto moderado o grave en la vida cotidiana”, y un cuarto de las madres tenía miedo de perder el trabajo debido a una falta de guarderías infantiles. La encuesta fue realizada en junio por un grupo de organizaciones sin fines de lucro y la University of Wyoming.

Las empresas propiedad de mujeres también están recibiendo un golpe excesivo. En una encuesta realizada en el estado de Hawái, las empresarias tuvieron el doble de probabilidades de decir que sus empresas no sobrevivirán a la pandemia. Solo el cinco por ciento de las empresarias declaró que no se había visto afectado por la pandemia, en comparación con casi el 23 por ciento de los hombres propietarios de negocios.

Schmitt agregó que algunas de sus amigas han dejado sus empleos o han trasladado a sus hijos a escuelas privadas con clases presenciales. Ella está batallando para evitar dejar su trabajo.

“Los ingresos de las mujeres llegan a su punto máximo a los 40 años. Yo tengo 38. No puedo permitirme el lujo de tomarme un año y medio libre”, dijo Schmitt. “Nunca podría retirarme o volver a ponerme en pie”.

Sarah Summerlin, de Silver Spring, Maryland, también se enfrentó a dificultades para continuar con su trabajo de medio tiempo como tutora mientras supervisaba las tareas escolares a distancia de un hijo de ocho años y una hija de 11 años. Algunos de sus clientes con niños pequeños están contratando ayuda a domicilio o formando cooperativas para realizar sesiones de trabajo escolar.

“Me tomé un tiempo libre”, dijo Summerlin, pero después de un periodo de ajuste, el trabajo en la computadora ha procedido sin problemas. Ella y su marido pueden trabajar o dar paseos para relajarse mientras los niños hacen sus tareas escolares en línea.

“Interrumpen nuestro trabajo con bastante frecuencia, pero normalmente solo con preguntas sencillas”, relató Summerlin. “Son días muy largos, pero ya casi he recuperado mi carga de trabajo completa (de estudiantes de tutoría)”.

Sin las contribuciones de las mujeres, los ingresos de la clase media se habrían estancado en las últimas décadas, concluyó un estudio de mayo de la Brookings Institution sobre el efecto de la pandemia en las mujeres en el lugar de trabajo.

La política estatal y federal ha tardado en reaccionar con más flexibilidad en la estructura laboral y escolar para las madres trabajadoras, un tema que ahora está llegando a una crisis debido a la necesidad de supervisar la escolarización de los hijos en el hogar, según el estudio de la Brookings Institution.

El Institute for Women’s policy Research recomendó “políticas públicas audaces a nivel estatal y federal”, incluyendo el cierre de la brecha salarial entre hombres y mujeres, el apoyo a las madres que no pueden trabajar debido a la pandemia y una mayor licencia familiar y médica remunerada, en un editorial de septiembre.

La política estatal puede ayudar a cerrar la brecha salarial entre hombres y mujeres con leyes que exijan a los empleadores informar sobre la disparidad salarial, leyes que ya existen en la letra en Alaska, Illinois, Minnesota y Nueva Hampshire. Algunos estados también tienen leyes contra la discreción salarial y prohibiciones sobre el preguntar a las nuevas contrataciones sobre sus ingresos pasados, lo que puede ayudar a igualar los salarios.

El Center for American Progress, de tendencia izquierdista, también pidió legislación estatal y federal para proteger a los padres trabajadores de la discriminación basada en sus responsabilidades de cuidado de los hijos.

Entre los estados y ciudades que ya tienen protecciones laborales para los padres y otros cuidadores están: Alaska, Connecticut, el Distrito de Columbia, Delaware, Minnesota, el estado de Nueva York y la Ciudad de Nueva York, según un informe de julio de A Better Balance, una organización legal de la Ciudad de Nueva York que cabildea a favor de leyes que protejan a las familias. Nueva Jersey y el gobierno federal ofrecen protecciones similares a sus propios empleados, protegiéndolos de la discriminación basada en los deberes familiares, según el informe.

Una norma federal temporal exige vacaciones pagadas, subvencionadas con créditos fiscales para los empleadores, para los padres que se ven obligados a quedarse en casa debido al cierre de escuelas y guarderías. El estado de Nueva York demandó para obtener una orden judicial en agosto que permitiera detener y reanudar la licencia cuando fuera necesario.

Algunos empleadores están tratando de cerrar la brecha con subsidios para niñeras y otras ayudas en el hogar para los padres.

Según el estudio de Brookings, las mujeres tienen más probabilidades de trabajar y de tener empleos de tiempo completo y bien remunerados que en la década de 1970. Pero ese éxito tiene un precio: Las mujeres están más apretadas de tiempo que nunca porque se espera que hagan más que su parte de trabajo en el hogar también.

“Sin nuevas políticas y prácticas que impliquen un mayor reparto de las cargas del trabajo no remunerado en el hogar, un mayor apoyo a las familias trabajadoras con poco tiempo y una mayor remuneración tanto para hombres como para mujeres, cualquier crecimiento que hayamos visto en los ingresos de la clase media podría desaparecer por completo”, concluyó el estudio.

Algunos estados han reaccionado a la necesidad de los padres de contar con más ayuda en la pandemia.

Nuevo México enmendó las reglas en septiembre para permitir los subsidios para el cuidado de los niños para las personas que trabajan en el hogar, y también ha ayudado a los proveedores de servicios de guardería con los pagos cuando se ven obligados a cerrar sus puertas. Michigan está considerando un proyecto de ley para extender los subsidios de cuidado infantil a las personas con ingresos de hasta el 250 por ciento del umbral de pobreza durante la emergencia.

El presupuesto de California aprobado en junio incluyó 152 millones de dólares para ayudar a los proveedores de cuidado infantil afectados por los cierres si pueden proporcionar servicios de aprendizaje a distancia a los niños. Illinois reservó 270 millones de dólares para ayudar a las operaciones de cuidado de niños en dificultades.

La representante Micaela Lara Cadena, demócrata de Mesilla, una de las dos únicas legisladoras estatales de Nuevo México con niños en casa, dijo que hay que hacer más para reabrir las guarderías y las escuelas para que la vida pueda volver a la normalidad para madres como ella.

“Esto ha cambiado y alterado fundamentalmente la vida de las madres trabajadoras. Va a costar mucho trabajo ponerse al día y recuperar nuestra posición en el lugar de trabajo”, comentó Lara Cadena, de 37 años, quien trabaja en casa como legisladora y directora de investigación de una revista, mientras supervisa a dos hijas, de 13 y nueve años.

Se siente afortunada de trabajar en una empresa propiedad de mujeres que ya ofrece horarios flexibles para no tener que perder horas de trabajo. Su compañero, el padre de sus hijas, ha estado a menudo de viaje en este año escolar para proyectos de la industria cinematográfica.

Las conexiones a internet son cruciales tanto para su trabajo como para las tareas escolares de sus hijas, dijo.

Pero con solo el ancho de banda de una conexión telefónica, tiene que abandonar las reuniones de los comités legislativos cuando sus hijas necesitan hacer sus tareas escolares. En primavera, un profesor celebró su reunión de Zoom con los estudiantes en el estacionamiento de un McDonald’s por falta de acceso a internet en casa, comentó.

Sus nuevas tareas incluyen ir a la escuela de una de sus hijas para recoger las páginas arrancadas de un libro de matemáticas para las lecciones diarias, ya que la escuela no está autorizada a enviar el libro de texto a casa. Presionar el botón “¡Realizado!” para las tareas rara vez funciona, así que tiene que ayudar a su hija menor a redactar un correo electrónico con una captura de pantalla del trabajo terminado.

“Esto no es culpa del distrito. Los educadores, los niños, los padres están tratando de lidiar con esta tecnología desconocida”, dijo Lara Cadena. “Ahora pasamos el doble de tiempo intentando entregar el trabajo que aprendiendo”.

Si las mujeres trabajadoras continúan sufriendo pérdidas, la recesión actual pudiera marcar un retroceso a largo plazo. Así como la Gran Recesión obligó a los hombres mayores a jubilarse anticipadamente, esta recesión pudiera ser un revés para las mujeres con hijos, advirtió Diane Lim, economista y profesora adjunta de la George Washington University en Washington, D.C.

“Puedo imaginar a muchas madres trabajadoras que no pueden seguir trabajando eficazmente mientras sus hijos en edad escolar están atrapados en casa con ellas, diciendo: ‘Bueno, supongo que ahora soy una madre que se queda en casa'”, dijo Lim.

– Este texto fue traducido por Kreativa Inc.

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