Los médicos recurren a las redes sociales para desarrollar soluciones al COVID-19 en tiempo real

Tribune Content Agency

Los protocolos paso a paso que los médicos aprenden en la facultad de medicina no simplemente no impidieron que el nuevo coronavirus matara gente.

Hay un proceso clásico para tratar los problemas respiratorios: Primero, darle al paciente una máscara de oxígeno, o deslizar un pequeño tubo en la nariz para proporcionar un impulso extra de oxígeno. Si eso no es suficiente, usan una máquina “Bi-Pap”, la cual bombea aire hacia los pulmones con más fuerza. Si eso falla, pasan a un respirador, que se encarga de la respiración del paciente.

Pero estos procedimientos tienden a fallar con los pacientes de COVID-19. Los médicos descubrieron que para cuando llegaban a ese último paso, a menudo era demasiado tarde; el paciente ya estaba muriendo.

En pandemias pasadas como el brote mundial de SARS en 2003, los médicos buscaron respuestas a tales misterios entre sus colegas en los salones de los hospitales o tal vez escribían artículos para revistas médicas. Podían pasar semanas o meses antes de que las noticias de un avance llegaran a la comunidad en general.

Para el COVID-19, una especie de mente de colmena médica ha entrado en funcionamiento. Por decenas de miles, los médicos se están uniendo a grupos de redes sociales especializados para desarrollar respuestas en tiempo real. Uno de ellos, un grupo de Facebook llamado Subgrupo PMG COVID19, cuenta con 30 mil miembros en todo el mundo.

“Si tuvieras a alguien en fallo respiratorio y no tuvieras ayuda, ¿qué querrías saber?”, escribió un médico de cuidados intensivos en una publicación del 12 de marzo al grupo.

Los comentarios llegaron por montones. Neumólogos italianos dieron video conferencias vistas por miles de personas. Otros compartieron experiencias y datos de China junto con otros países ya devastados por el virus. Aprendieron que la mejor oportunidad de salvar a un paciente con COVID-19 es recurrir casi inmediatamente a los respiradores después de intubar al paciente.

Eso fue un gran avance, confesó el doctora Hala Sabry, de 41 años, quien dirige el grupo en línea. “Si alguien tiene un fallo respiratorio, omites el oxígeno y te vas directamente a la intubación”.

En lo que puede ser la primera pandemia de la era de las redes sociales, los médicos se enfrentan a un virus altamente contagioso que ya ha infectado a más de 375 mil personas y ha matado a más de 16 mil en todo el mundo en medio de la escasez de los suministros necesarios, incluidos los cubrebocas quirúrgicos y los respiradores. Los gobiernos y grupos establecidos, incluidos los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por su sigla en inglés) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), han batallado por mantenerse al día.

Los médicos están tratando de llenar un vacío de información en línea. Sabry, médico de sala de emergencias en dos hospitales en las afueras de Los Ángeles, encontró que el Grupo de Mamás Médicas (de 70 mil miembros) que ella inició hace cinco años en Facebook, estaba tan abrumado por los hilos del coronavirus que creó la rama COVID-19. Tantos médicos trataron de unirse al nuevo subgrupo que el código del botón para unirse en Facebook se averió. Unos 10 mil doctores esperaron en la fila mientras los ingenieros de la compañía de redes sociales ideaban una solución.

Grupos similares iniciados por la doctora Nisha Mehta, radióloga de 38 años de edad en Charlotte, Carolina del Norte, también son consultados por temas relacionados con el coronavirus. “Ya hemos salvado un gran número de vidas simplemente compartiendo información sobre el distanciamiento social, propagando historias desde las líneas del frente, ayudando con el diagnóstico y el tratamiento y conectando a los médicos con otras fuentes”, señaló Mehta.

En Twitter, Brief19, un grupo formado por tres urgenciólogos, publica diariamente un resumen de información y políticas sobre la pandemia. Creado el 20 de marzo, el grupo ya tiene dos mil 500 seguidores. Su biografía en Twitter, en ubicación, declara: “En todas partes, por desgracia”.

Uno de los doctores de Brief19, Jeremy Faust del Brigham and Women’s Hospital de Boston, también es copresentador de un podcast de seis años de antigüedad que se centra en “lo que está de moda” en la medicina de emergencia. La semana pasada, él y la copresentadora Lauren Westafer, profesora asistente de Medicina de Emergencias de la Facultad de Medicina de la Universidad de Massachusetts en Baystate, pasaron a un análisis diario de la avalancha de datos incipientes que se están publicando en línea en los llamados “preimpresos”, o borradores, de artículos de investigadores y revistas médicas sobre el COVID-19 y temas relacionados. Miles de doctores están sintonizándolo, recibidos con esta advertencia:

“Vamos a tratar de traerles las actualizaciones diarias sobre el COVID-19. Hay una gran cantidad de información y la mayoría de nosotros estamos demasiado ocupados para leer y digerir todo. Nota: Si están escuchando esto más de unos pocos días en el futuro, por favor tengan cuidado de que la información pudo haber cambiado y comprueben los episodios posteriores”.

“Algunas de las cosas de las que hablamos, algunas de las ideas que se están difundiendo, son realmente inteligentes pero no forman parte necesariamente de nuestro enfoque habitual para los pacientes en estado crítico”, indicó Fausto en una entrevista. “No es intuitivo ni obvio, pero tiene sentido una vez que lo escuchas”.

Hay desventajas en este rápido intercambio de información: El ritmo acelerado puede conducir a errores; y no hay tiempo para el estudio exhaustivo necesario para asegurar que los nuevos enfoques son tan seguros como pueden ser. Revistas médicas como el New England Journal of Medicine están apresurandose a publicar los nuevos hallazgos en línea antes de que hayan sido completamente revisados. Pero incluso el cambio más deliberado en el pensamiento médico puede ser desacreditado más tarde, y el cuidado de la salud está en constante evolución.

“Así es como funciona la medicina”, explica Sabry. “Se aprende de otras personas a no cometer los mismos errores para que la gente no muera”.

Estas salas de médicos de todo el mundo se han enfrentado a algunas cuestiones espinosas. En la segunda semana de marzo, la doctora Christina Lang, una médica de 37 años de una sala de emergencias de Modesto, California, se alarmó por la charla en línea de algunos médicos: Algunos pacientes parecían enfermarse más cuando tomaban ibuprofeno, un analgésico omnipresente para reducir el dolor y la fiebre que toman millones de personas todos los días. ¿Podrían los pacientes resultar más afectados con solo tomar una píldora ampliamente disponible cuando la fiebre del coronavirus comenzara a aparecer?

Un documento de investigación publicado por la revista médica Lancet el 11 de marzo sugería que el ibuprofeno, que se vende bajo marcas como Motrin y Advil, tenía el potencial de aumentar el número de receptores que el virus utiliza para secuestrar células humanas sanas y propagarse.

Esa información preliminar, que normalmente se utiliza para generar ideas para futuros estudios, dio inicio a profundas conversaciones entre los médicos en las redes sociales. El Ministro de Salud francés, Olivier Veran, tuiteó que los pacientes deberían evitar el ibuprofeno y en su lugar tomar acetaminofeno, un analgésico y antifebril diferente que se vende en Estados Unidos como Tylenol. “Esto nos llamó la atención”, dijo Lang.

Los árbitros normales de la información médica fueron de poca ayuda. La OMS emitió informes contradictorios. La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos declaró que no tenía evidencia de que ciertos analgésicos pudieran empeorar una infección, pero señaló que hay otras opciones disponibles. Se está llevando a cabo una investigación.

Los médicos investigaron la cuestión en línea. Lang, que está de baja por maternidad en su trabajo en el hospital, acudió a un grupo en línea de mil médicos que ella ayuda a dirigir y llamó a especialistas en enfermedades infecciosas y salud pública. A medida que evaluaban los datos, el algoritmo del sitio abrió la puerta a cientos de médicos adicionales, y sus comentarios se extendieron a otros grupos de médicos en línea. Un hilo se ramificó en otro, y luego otro. El debate se desató.

“Es un poco como el salvaje oeste”, señaló Lang. “Estamos recurriendo a estos grupos para obtener la información más reciente. Queremos asegurarnos de que la ciencia sea evaluada y que se pueda respaldar”.

Los grupos han tomado posiciones diferentes. Para el 17 de marzo, los especialistas del grupo Openxmed de Lang tomaron una decisión: Concluyeron que no valía la pena arriesgarse a mantener a los pacientes de coronavirus con ibuprofeno. Podrían cambiar a Tylenol. El grupo más grande sobre el COVID19 llegó a una conclusión similar. Pero los miles de médicos del grupo de Mehta estaban menos convencidos, y decidieron que no había suficiente evidencia para cambiar de práctica.

“Tienes que entender que la medicina no es blanco o negro”, concluyó Sabry. “Es todo un mundo de grises”.

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