Mujeres, las más afectadas por la pandemia

Tribune Content Agency

MIAMI — Ingrid Londono siente que el coronavirus la afecta en todos los frentes. La enfermera de 40 años empezó en un nuevo empleo el 1º de abril y le ha sido difícil aprender a distancia y demostrar su profesionalismo, sobre todo en inglés, su segundo idioma.

Con su hijo de 10 años en casa tomando clases a distancia, se preocupa tanto por los vacíos que puedan quedar en su educación, en un momento en que no se puede utilizar la ayuda de un tutor, como por las veces que el niño la interrumpe y no le permite concentrarse en el trabajo.

“El trabajo se ha duplicado, estás manejando el estrés de todos y de ti misma”, destacó Londono.

Está preocupada por su madre, que está sola en Colombia, por sus suegros y por su hermano, que está en cuarentena en España, uno de los países más afectados por el coronavirus.

“Yo tengo la carga financiera de la familia”, agregó Londono.

Su esposo, que recientemente emigró legalmente a los Estados Unidos, aún no tiene permiso de trabajo, situación que no cambiará de inmediato porque su cita con las autoridades de inmigración fue cancelada a finales de marzo.

Las mujeres están soportando la mayor parte de la crisis social y económica causada por el COVID-19, afirman expertos.

La preocupación por la familia, la educación de los hijos, la inestabilidad de la economía y, sobre todo, el desempleo, está provocando una carga excesiva para las mujeres, quienes superan a los hombres en la pérdida de puestos de trabajo en casi todos los sectores, y en mayor medida en los empleos de hostelería, servicios, salud y educación.

Los datos sobre el empleo en Estados Unidos publicados a principios de abril indican que las mujeres fueron las más afectadas inicialmente por las pérdidas en el mercado laboral debido al COVID-19.

En febrero, las mujeres representaban el 50 por ciento de las nóminas y en marzo el 58.8 por ciento de los empleos perdidos, según el Instituto de Política Económica, una organización sin fines de lucro con sede en Washington que proporciona estadísticas y análisis económicos.

Se espera que estas cifras aumenten para la próxima publicación de los datos del desempleo el 8 de mayo.

La responsabilidad es aún mayor para las mujeres que son el principal sostén de su familia.

“No he trabajando durante un mes. No he podido solicitar el seguro de desempleo porque la página no me deja, cuando estoy cerca del final tengo que empezar de nuevo”, comentó una madre divorciada de Pembroke Pines, que solicitó no publicar su nombre.

Al igual que ella, más de un millón de floridanos no han podido obtener sus beneficios de desempleo porque el sitio web de Florida estaba en serios problemas. El 20 de abril, se lanzó una nueva página que informa que hasta el 24 de abril, sólo 153 mil 788 personas habían recibido el pago por desempleo.

Profesora de música y cantante profesional, esta madre de Pembroke Pines ha perdido la mayor parte de sus ingresos debido a la cancelación de espectáculos, fiestas y el cierre de centros de entretenimiento.

Y aunque todavía da clases de canto en Zoom, no cree que pueda sobrevivir con estos ingresos y el dinero del estímulo federal, que estima que le durará dos meses sin incurrir en ningún gasto que no sea estrictamente necesario.

“Una madre soltera tiene tres o cuatro trabajos, generalmente, porque tiene muchos gastos y nadie que la ayude”, resaltó.

Ya pagó por la renta de su habitación en una casa compartida, pero no sabe si podrá hacerlo en los próximos meses.

“He trabajado muy duro para conseguir estos ahorros, los que pensaba destinar a mudarnos. Obviamente necesito ayuda”, confesó sobre la importancia de recibir el subsidio de desempleo.

En Estados Unidos, el 46.9 por ciento de los hogares hispanos están encabezados por una madre soltera con hijos menores de 18 años, que se encarga de mantener a la familia, a veces con varios empleos, según las cifras publicadas por el Instituto de Investigación de Políticas de la Mujer el 6 de abril.

En el caso de las mujeres afroamericanas, el porcentaje es del 74 por ciento, y en el caso de las mujeres blancas, del 45.4 por ciento.

En Florida, el mayor grupo demográfico que vive en la pobreza son las mujeres de 25 a 34 años, seguidas de las de 35 a 44 años y luego las de 18 a 24 años.

“Aún existe la percepción de que los hombres son el sostén de la familia, y por eso conservan sus empleos más que las mujeres en la misma industria y al mismo nivel profesional”, explicó Deanne Butchey, profesora del Departamento de Finanzas de la Universidad Internacional de Florida.

Al mismo tiempo, Butchey señaló que las mujeres a menudo tienen que dedicar tiempo a sus hijos, lo que les impide avanzar al mismo ritmo que los hombres.

También añadió que en 2014 comenzó una tendencia en la que las mujeres comenzaron a obtener más títulos universitarios de cuatro años que los hombres, y esa tendencia continúa aumentando.

Sin embargo, aunque las mujeres han avanzado mucho en el logro de niveles de educación más altos, sus niveles salariales y de responsabilidad siguen siendo inferiores a los de los hombres en la mayoría de las industrias.

La actual brecha salarial y los menores niveles de avance persisten durante la catástrofe de COVID-19, enfatizó.

Butchey también prevé que la brecha salarial continuará después de la pandemia del coronavirus porque las mujeres generalmente trabajan en puestos de trabajo de menor remuneración en la industria de la hospitalidad y los servicios, en los bancos y, a menudo, en puestos y empleos que están a punto de desaparecer.

“Cuando las mujeres regresen a la fuerza laboral después de la recesión, se espera que acepten niveles salariales reducidos”, predijo Butchey.

Antes de que se produjera la pandemia, Vania Bredy, una profesional de la salud de 41 años, estaba acostumbrada a trabajar muchas horas.

Combinaba la administración del negocio que comparte con su marido, una consultoría de fisioterapia en Miramar, con el cuidado de sus dos hijos, de ocho y 12 años.

Ahora, la incertidumbre y el nivel de estrés son a veces “abrumadores”, admite.

“No me detengo de ocho a cuatro de la tarde. Por las mañanas hago de ‘maestra’ de mi hijo. Además, me preocupan las restricciones, la salud de la familia, el peligro de contagio, la compra de alimentos y el ejercicio con los niños para no aumentar mucho de peso”, dijo Bredy.

Reconoce que, sin perder el optimismo, le preocupa mucho que “si la situación continúa así, en los próximos meses no podremos sobrevivir”.

“Al menos el 55 por ciento de nuestro negocio está perdido”, reveló Bredy, cuya oficina, Bredy Physical Therapy and Sports Rehabilitation, sigue abierta con su marido y otros dos empleados al frente.

Sin embargo, los ingresos se han mantenido al mínimo porque muchos de sus pacientes eran personas mayores de 65 años, que ahora evitan salir de sus casas, incluso si necesitan terapia.

“Necesitamos conseguir más ayuda para los pequeños negocios, que son los que mantienen a tantas familias”, recalcó Bredy, que no puede solicitar el subsidio de desempleo porque su negocio está abierto.

Por su parte, Londono ya está preocupada por las dificultades que tendrá que afrontar cuando la economía vuelva a la actividad y muchas empresas exijan que sus empleados vayan a trabajar.

“¿Dónde dejo a mi hijo si las escuelas están cerradas? ¿Serán adecuadas las medidas sanitarias en donde lo envíe? Y cuando lleguen las vacaciones de verano, ¿qué haremos?”, cuestionó Londono.

“Lo digo como enfermera y profesional de la salud, el coronavirus nos ha afectado mucho emocionalmente. Creo que el número de problemas psiquiátricos que se desarrollarán son muchos”, comentó.

La carga emocional ya ha hecho que sienta algunas dolencias físicas que creía curadas.

Señala que muchos pacientes se quejan de ansiedad y depresión, y que los niños, aunque a veces no lo manifiesten abiertamente, se ven muy afectados por la situación.

“Mi hijo ha tenido noches en las que no ha podido dormir”, dijo.

Como enfermera, ofrece algunos consejos para hacer frente al estrés:

– Las mujeres deben crear una red de apoyo y saber quién está disponible para ayudar.

– Organizar una actividad de relajación todos los días, ver un video de crecimiento personal, tomar clases de baile o hacer ejercicio en línea, hacer manualidades.

– Limitar el consumo de dulces, porque debilitan el sistema inmunológico, y también contribuyen al aumento de peso y eso causa más depresión.

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