El aislamiento por la pandemia dispara las sobredosis en el sur de Florida

Tribune Content Agency

FORT LAUDERDALE, Florida — Más personas sin empleo y aisladas en casa están muriendo por sobredosis de drogas en el sur de Florida, convirtiéndose en víctimas olvidadas de la pandemia del COVID-19.

Florida reportó cinco mil 621 muertes por sobredosis, un aumento del 14 por ciento de enero de 2019 a enero de 2020, según las cifras de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por su sigla en inglés). Y en algunas partes del sur de Florida, las primeras cifras sugieren que el 2020 pudiera ser aún peor.

En el Condado de Palm Beach, las muertes por sobredosis ya son 49 por ciento más altas de enero a agosto de este año que en el mismo periodo del año pasado, según los registros. Al ritmo actual, el condado podría ver casi 200 muertes más en 2020 que en 2019.

El Cuerpo de Bomberos de Palm Beach declaró que ya ha administrado Narcan, un antídoto que revierte el efecto de una sobredosis de opiáceos, tantas veces como lo hizo en todo 2019. Han recibido cerca de 300 llamadas más por sobredosis que en la misma época del año pasado.

En el Condado de Miami-Dade, un supervisor de IDEA Exchange, el primer programa de intercambio de agujas en el estado, dijo que han visto un aumento drástico en las solicitudes de Narcan, así como un aumento en las sobredosis auto-reportadas por los clientes.

El médico forense del condado dijo que las muertes por sobredosis documentadas son hasta ahora ligeramente inferiores este año a las del año pasado, pero el Cuerpo de Bomberos de Miami Dade ha visto un aumento del tres por ciento en las llamadas relacionadas con sobredosis en comparación con la misma época el año pasado.

El panorama completo de lo que está sucediendo aún no se ha materializado debido a la falta de datos disponibles. Pero muchos defensores de los adictos, así como los líderes de los centros de tratamiento, están de acuerdo en que el uso de drogas y las sobredosis han aumentado considerablemente durante la pandemia. También piensan que lo peor está aún por venir.

“Tengo la sensación de que todavía no hemos empezado a ver la reacción”, dijo Staci Katz, que dirige una organización local sin fines de lucro en Boynton Beach para ayudar a las personas que luchan contra la adicción.

Katz comenzó su organización sin fines de lucro hace tres años con una amiga cuyo hijo había muerto recientemente de una sobredosis. El propio hijo de Katz ha luchado contra la adicción durante más de 10 años.

Él dijo que estaba sobrio antes de que comenzara la pandemia, pero que recientemente recayó en el uso de drogas después de batallar para encontrar trabajo y vivienda como resultado de las restricciones del coronavirus y el colapso de la economía.

“Solo hizo las cosas más difíciles”, comentó Dillon Katz, de 28 años.

Después de ser expulsado de un hogar para sobrios en Port St. Lucie, perdió su empleo como artista de tatuajes porque el establecimiento en el Condado de Palm Beach tuvo que cerrar, comentó.

Se encontró de nuevo en casa con su madre en Boynton Beach, donde comenzó a consumir de nuevo. Dijo que cada vez que intentaba enderezarse, pequeñas cosas como renovar su licencia o visitar su banco se hacían difíciles debido al coronavirus y a las restricciones. Encontrar un empleo también era imposible.

La única industria que no parecía tener problemas, señaló, era el comercio de drogas. “Todavía está en pleno funcionamiento”, dijo.

En agosto, los CDC publicaron los resultados de una encuesta nacional que encontró que el 13 por ciento de los participantes dijo que había comenzado o aumentado el uso de sustancias para hacer frente al estrés o las emociones relacionadas con la pandemia.

Elinore McCance-Katz, secretaria adjunta de la Administración de Servicios de Salud Mental y Abuso de Sustancias del gobierno federal, cree que el aumento en el uso de sustancias coincide directamente con el aislamiento que conlleva la cuarentena a largo plazo, la falta de contacto físico con otras personas en sus comunidades de recuperación y la incertidumbre para muchos que han perdido sus empleos debido a la economía en contracción.

“Todas esas cosas tienen efectos sobre la salud mental y todas contribuyen al abuso de sustancias”, explicó al South Florida Sun Sentinel.

El doctor John Dyben, director médico de The Hanley Center at Origins, un centro de tratamiento de West Palm Beach, señaló que aunque muchas personas están recurriendo a los sospechosos habituales entre las sustancias (como el alcohol y los medicamentos de venta con receta), otros también están recurriendo a las calles para incursionar en drogas más riesgosas, y a menudo más mortales, como el fentanil y la heroína, a falta de otras opciones.

“Si normalmente puedes obtener OxyContin con tu amigo que es farmacéutico, pero ahora no puedes, entonces la gente va a recurrir a cualquier cosa que pueda conseguir”, señaló.

Al igual que muchos otros proveedores de atención médica locales que hablaron con el Sun Sentinel, Dyben indicó que su centro esperaba una fuerte disminución de pacientes una vez que la pandemia comenzó. Pero, más bien, vio todo lo contrario.

“Mucha gente está buscando tratamiento”, dijo, y agregó que entre ellos se encuentran personas que pueden ser funcionales con el uso de drogas y sustancias, pero que ahora han sido empujadas al límite durante la pandemia.

Según una encuesta reciente del National Council for Behavioral Health, el 52 por ciento de los centros de tratamiento han visto un aumento en la demanda de servicios durante la pandemia. Sin embargo, el 65 por ciento también ha tenido que cancelar, reprogramar o rechazar pacientes debido a los requerimientos de distanciamiento social, la falta de equipo de protección para protegerse del coronavirus y la fuerte disminución de los ingresos.

Ingrid VanAlstyne, directora de desarrollo de negocios de Futures Recovery Healthcare en Jupiter, dijo que la demanda en su instalación de 105 camas se mantuvo constante durante los peores días de la pandemia.

Pero como muchos centros de tratamiento, tuvieron que hacer recortes de personal y ajustes, como alojar a los pacientes en sus propias habitaciones, lo que limitó la cantidad de gente que podían aceptar.

Añadió que otras instalaciones en el área han tenido que cerrar sus puertas por completo.

Muchos centros indicaron que han recurrido a Zoom para reemplazar los encuentros y las reuniones de recuperación presenciales. Aunque la tecnología les ha permitido llegar a más personas, especialmente aquellas en las zonas rurales, todos los centros de tratamiento comentaron que la tecnología no puede reemplazar los beneficios de reunirse en persona para quienes luchan contra la adicción.

“Las reuniones de Zoom han servido para su propósito”, dijo Steve English, subdirector del Cross Roads Club en Delray Beach. “Pero creo que algunas personas todavía necesitan la responsabilidad física de ver a alguien o incluso tomar la iniciativa de conducir a algún lugar”.

El Club Cross Roads provee espacio para reuniones de 12 pasos y otros programas basados en la recuperación. Antes de que comenzara la pandemia, English indicó que unas 800 personas al día entraban por sus puertas. Ahora, tienen alrededor de 300 al día debido a las restricciones de distanciamiento social.

Katz dijo que para muchos de los adictos a los que ayuda en Boynton Beach, las reuniones son a menudo asuntos de “vida o muerte” porque el aislamiento es un problema inherente. “Por eso la gente los empuja a ir a las reuniones y a ser sociables para que salgan de ese estado de ánimo”, indicó. “Pero ahora están de vuelta en la casa otra vez”.

El sur de Florida es conocido por las muertes por sobredosis, adicción y corrupción históricamente altas por parte de los centros de atención y hogares de sobriedad.

Por eso, muchos defensores de la recuperación dijeron que les resulta difícil entender por qué no se presta más atención a un problema antiguo que solo ha seguido empeorando a pesar de una mejor rendición de cuentas por parte de los proveedores de tratamiento.

Joshua Horton, un abogado del Condado de Palm Beach, ha hecho su carrera representando a personas que luchan contra la adicción y a sus familias. Indicó que aunque el estado y la región han mejorado el control del uso de opiáceos recetados, el uso de drogas callejeras como el fentanil está “por las nubes” y solo se está agravando debido a la pandemia. Pero dijo que siente que el tema ha pasado a un segundo plano.

Nikki Soda, funcionaria de desarrollo de membresías de la National Association of Addiction Treatment Providers, comentó que no cree que se hayan pasado por alto completamente los problemas relacionados con el aumento del consumo de drogas, pero dijo que “el COVID ciertamente acapara la atención”.

Soda, que tiene su sede en Jupiter y trabaja con más de 89 proveedores de tratamiento en el estado, señaló que se ha sentido consternada por la falta de datos sobre el uso actual de sustancias y las muertes por sobredosis. “Estamos viendo que las cifras del COVID se actualizan regularmente”.

A nivel nacional, estatal y local, agregó, muchos de los datos disponibles son de 2018, cuando la nación experimentó su primera disminución de muertes por drogas en 30 años y la gente en el sur de Florida comenzó a creer que la región había dado un giro.

Dijo que confía en que cuando los datos de 2019 y 2020 estén ampliamente disponibles, es probable que sea una sorpresa para muchos que no han estado prestando atención a los crecientes problemas que se esconden detrás de la pandemia y que han estado ocurriendo todo el tiempo.

Horton estuvo de acuerdo. “Va a ser desagradable”, dijo.

– Este texto fue traducido por Kreativa Inc.

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