Clamidia y gonorrea aumentan entre mujeres jóvenes, indica estudio

Tribune Content Agency

Las tasas de clamidia y gonorrea están aumentando entre las mujeres de 18 a 30 años de edad en Estados Unidos, según sugiere un estudio reciente de Quest Diagnostics.

El estudio, publicado recientemente en el American Journal of Preventive Medicine, analizó más de 17 millones de muestras de laboratorio tomadas entre 2010 y 2017 de mujeres entre 12 y 30 años de edad. Los investigadores descubrieron que, si bien hubo una disminución de los casos de clamidia y gonorrea entre los adolescentes de 12 a 17 años, las mujeres de 25 a 30 años experimentaron un aumento del 50 por ciento en los resultados positivos de las pruebas. Las mujeres de 18 a 24 años tuvieron un aumento del 21 por ciento en los resultados positivos de las pruebas durante el periodo del estudio.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por su sigla en inglés), recomiendan exámenes anuales de enfermedades de transmisión sexual (ETS) entre las mujeres sexualmente activas menores de 25 años, dijo Harvey Kaufman, director del Programa de Investigación de Tendencias de Salud de Quest. Para las mujeres de 25 años o más, los CDC recomiendan exámenes solo para aquellas con factores de riesgo específicos, como informar que su pareja sexual pueda tener otra pareja sexual concurrente. Kaufman, coautor del estudio, dijo que los hallazgos sugieren que las prácticas sexuales y anticonceptivas han cambiado desde 2002, cuando se publicaron por primera vez los lineamientos de los CDC.

Kaufman señaló que las directrices de los CDC fueron influenciadas en gran medida por un estudio de 1998 publicado en el New England Journal of Medicine que encontró que la tasa general de clamidia entre las mujeres reclutas del Ejército era del 9.2 por ciento. Como resultado, los autores del estudio recomendaron un programa de detección para las reclutas menores de 25 años.

“Las reclutas militares tienden a ser una muestra más joven y conveniente”, señaló Kaufman. “Creemos que esa es la base de esta directriz de los CDC. No se basa en lo que creemos que es mejor para el cuidado de la salud de las mujeres. Es por eso que esperamos que este reporte provea más conocimiento sobre la salud pública, y que aquellos que rehacen los lineamientos consideren este estudio”.

Las pruebas anuales de ETS pueden llevar a la identificación de infecciones tempranas, dijo Sarah Wood, pediatra en medicina adolescente del Children’s Hospital de Filadelfia.

“Sabemos que cuando las analizamos, podemos tratarlas, y podemos tener un mejor resultado a largo plazo”, indicó.

Wood dijo que tanto los resultados negativos como los positivos de las pruebas pueden conducir a conversaciones importantes sobre prácticas sexuales más seguras, la oportunidad de que los pacientes se hagan la prueba del VIH y una mayor conciencia sobre la salud reproductiva en general.

“Cuando pensamos en las ETS, nunca pensamos en un solo individuo”, dijo. “Pensamos en su pareja y en las parejas de su pareja. Cuando detectamos infecciones tempranas, podríamos identificar a los hombres jóvenes que necesitan venir y ser tratados también”.

Desafortunadamente, los cierres por el COVID-19 han interrumpido las pruebas en los centros comunitarios de salud sexual, lo que hace particularmente difícil que los proveedores de atención de la salud descubran infecciones tempranas este año. La disponibilidad de kits de prueba también ha disminuido; los CDC publicaron una carta este mes en la que se describe cómo se debe dar prioridad a los individuos que necesitan pruebas de ITS.

“Eso va a ser un verdadero desafío para la ampliación de los programas de detección”, dijo Wood. “Incluso mantener el nivel de detección que teníamos es difícil ahora”.

Sharan Abdul-Rahman, ginecóloga con un consultorio en Center City, dijo que los médicos actualmente evalúan el riesgo de ETS haciendo preguntas a los pacientes sobre su comportamiento sexual. Los factores de riesgo pueden variar desde tener nuevas o múltiples parejas hasta no usar condones de manera consistente. Si las ETS no se tratan, pueden surgir consecuencias como la infertilidad, el dolor pélvico crónico y un mayor riesgo de embarazos ectópicos.

“Evidentemente, la pregunta es: ¿hacemos un trabajo adecuado en la detección de la clamidia y la gonorrea con base en los criterios que usamos actualmente?”, señaló Abdul-Rahman. “Si estamos haciendo las preguntas adecuadas, no deberíamos pasar por alto a tantas mujeres. Si no estamos haciendo preguntas en absoluto, entonces necesitamos avanzar a algo más universal”.

Wood, en CHOP, dijo que el aumento de la clamidia y la gonorrea en mujeres no la sorprendió. Señaló que los datos de los CDC han mostrado aumentos anuales de la clamidia, la gonorrea y la sífilis en los últimos cinco años.

“Sabemos que estas infecciones están ocurriendo principalmente en adolescentes”, dijo Wood. “Pero cuando pensamos en proveer servicios de salud a este grupo de mujeres en la adolescencia tardía o a principios de su segunda década de edad, tenemos que darnos cuenta de que es una población realmente vulnerable, porque están haciendo la transición de la pediatría a la atención de salud para adultos. Esto nos hace tomar conciencia de que no deberíamos olvidarnos de esa población, que tiene necesidades de atención sanitaria únicas”.

– Este texto fue traducido por Kreativa Inc.

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