Vieron pobreza y enfermedad, por lo que estos médicos se mudaron al barrio

Tribune Content Agency

DALLAS — Robert García se sentó en una mesa de examen, con las manos en el regazo y los dedos entrelazados. Parecía tranquilo aun cuando estaba en un consultorio médico.

Este hombre de 61 años ve a su médico como un amigo; además de alguien que se preocupa por su salud y en quien confía que lo tratará bien.

“Me ayudaron con mis medicinas y algunas enfermedades”, dijo García mientras esperaba ser atendido en la clínica en el sur de Dallas. “Han sido muy buenos conmigo, muy amables”.

Los dos doctores que trabajan en la The Baylor Scott and White CitySquare Clinic se esfuerzan por forjar relaciones con sus pacientes. En lugar de la típica visita de 15 minutos, ven a sus pacientes por lo menos 30 minutos a la vez, y viven en el mismo vecindario que la mayoría de ellos.

Han visitado barberías para promover su clínica y se han asociado con líderes religiosos en un intento por construir un puente de confianza que los expertos en salud afirman que a menudo falta entre los médicos y las comunidades de color.

La clínica de Dallas está en el código postal 75215, donde los residentes tienen una de las tasas de esperanza de vida más bajas del estado, con 67.6 años, según un estudio de UT Southwestern.

El vecindario es similar a los del código postal 76104 de Fort Worth, incluyendo Historic Southside, Hillside y Morningside.

El código postal 76104 tiene la menor esperanza de vida en Texas, con 66.7 años. El Fort Worth Star-Telegram analizó los registros de 396 muertes en el código postal que fueron investigadas por la oficina del Examinador Médico del Condado de Tarrant entre 2005 y 2014 (el marco de tiempo del estudio de la UT Southwestern). La causa de muerte número uno fueron las enfermedades cardiacas, que pueden vincularse a factores como la pobreza, la falta de acceso a la atención médica y al seguro, la escasa disponibilidad de alimentos saludables, la falta de ejercicio y la contaminación.

Pero hay una diferencia en el código postal 75215 de Dallas: Los residentes tienen una clínica en su vecindario, donde los médicos saben sus nombres y las luchas que enfrentan. La clínica fue abierta el año previo a la conclusión del estudio, por lo que es difícil medir el efecto que la clínica ha tenido en la esperanza de vida, pero los médicos que trabajan allí ven el valor de lo que hacen.

Y son “más que solo médicos”, dijo García.

La CitySquare Clinic, en Al Lipscomb Way, cerca de Fair Park, está a poca distancia a pie de una oficina de correos, un Family Dollar, un restaurante de ensaladas y una tienda de productos agrícolas (negocios y servicios que faltan en Historic Southside, Hillside y Morningside).

Para romper otra barrera de transporte, la clínica tiene una pequeña farmacia en su interior.

Poco más de mil 800 personas de los 15 mil residentes del código postal no tienen seguro, según un censo nacional. De los que tienen seguro, más del 50 por ciento usa el seguro público.

“Queríamos ver cuál era la necesidad en Dallas, e investigamos mucho para entender dónde está dividida la ciudad”, explicó el doctor Benjamin McKinney. “Vimos que donde había pobreza concentrada, también había una falta de recursos médicos”.

Los hospitales del Distrito Médico de Fort Worth, que están en el código postal 76104 dijeron al Star-Telegram que no tienen clínicas en Historic Southside, Hillside o Morningside porque los hospitales están cerca de los vecindarios. Pero los residentes del lado este de la I-35W ven la interestatal como una división entre ellos y los servicios de salud del otro lado.

Para los más de mil 118 hogares en el código postal que carecen de auto, llegar al Distrito Médico es difícil, sobre todo para los que viven en el lado este de la interestatal.

Las barreras se extienden más allá del transporte. Pueden incluir ingresos, acceso al seguro médico e incluso la confianza del paciente en el sistema médico.

Esa confianza es la razón por la que los doctores Benjamin McKinney y Garrett Schwab viven en el vecindario al que atienden.

“Siendo hombres blancos en un vecindario predominantemente lleno de gente de color, creo que ayuda a intervenir y construir un puente sobre la barrera que hay”, dijo McKinney. “Creo que hay muchas barreras levantadas por una u otra razón cuando se trata de cuidar a los pacientes, y gran parte del campo médico se basa en la confianza. Los pacientes tienen que confiar en su médico si van a tomar su medicina cuando les estamos dando algo que tendrían que introducir en su cuerpo por el resto de sus vidas”.

La confianza se hizo importante cuando el COVID-19 comenzó a extenderse por todo Dallas-Fort Worth.

Hasta el 9 de septiembre, había 671 casos conocidos de COVID-19 en el código postal 75215, según datos publicados por Servicios Humanos y de Salud del Condado de Dallas. Los datos muestran que el código postal está en una de las áreas más afectadas de Dallas. Su código postal vecino, 75217, es uno de los más altos.

Desde el comienzo de la pandemia, los médicos han cambiado su enfoque a trabajar en los hospitales y menos en la clínica. McKinney dijo que ha visto que los residentes negros e hispanos se han visto afectados por el virus con mayor dureza.

“Creo que aún hay algunos interrogantes sobre el por qué, pero realmente estamos viendo esos determinantes sociales y la falta de recursos que ya existían en algunas áreas”, dijo.

Muchos residentes de los barrios de Fort Worth desconocen los servicios que los hospitales cercanos ofrecen a las personas de bajos ingresos o sin seguro, según el Star-Telegram.

En Dallas, McKinney y Schwab hacen notar su presencia en el vecindario.

Incluso sin marketing oficial, la clínica ve unos 80 nuevos pacientes al mes.

Recientemente, un número creciente de esos pacientes han sido de la comunidad hispana, que no es la más cercana a la clínica, pero las recomendaciones de boca en boca han creado confianza.

“Creo que, con el clima actual de la política en este momento, y ese temor a recibir ayuda del gobierno por miedo a la deportación, los pacientes pueden venir y decir, ‘estas personas me quieren y se preocupan por mí, y estoy a salvo, y me cuidan, y no solo me dan lo que necesito, sino que hablan mi idioma y quieren ser parte de mi vida'”, explicó McKinney. “Creo que es por eso que la gente viene aquí”.

Debido al coronavirus, la clínica comenzó a operar más estrictamente, lo que redujo el número de pacientes atendidos en un día determinado. Se permite a los pacientes entrar de uno en uno, y se les debe tomar la temperatura antes de que entren. Los que recogen una receta deben esperar afuera a que alguien se la lleve.

Después de enterarse de los hallazgos del Star-Telegram sobre la falta de atención médica en algunos vecindarios del código postal 76104 de Fort Worth, McKinney señaló que cree que los vecindarios afectados podrían beneficiarse de una clínica similar.

No hay planes de este tipo en ninguno de los hospitales de Fort Worth. El John Peter Smith Hospital, propiedad del condado, planea construir clínicas como parte de un paquete de bonos de 800 millones de dólares aprobado en 2018. Pero aún no se sabe qué áreas las recibirán; el hospital atiende a todo el Condado de Tarrant, no solo a Fort Worth.

El vocero del condado Bill Hanna declaró que no se ha tomado una decisión sobre la ubicación de los cuatro centros médicos regionales.

Los centros médicos serán similares a la instalación de Medical Home Northeast Tarrant en Euless. Sus servicios incluyen salud conductual, elegibilidad de inscripción, servicios de laboratorio, atención primaria, radiología, atención pediátrica, una farmacia y otros servicios que van más allá de una clínica tradicional.

Estas clínicas son más extensas que la de Dallas, pero McKinney comentó que cualquier tipo de servicios de salud adicionales para esos vecindarios sería útil para los residentes.

La salud es una pequeña pieza del rompecabezas, dijo, explicando que la clínica pide a los pacientes que llenen un cuestionario de necesidades sociales. Los empleados de la clínica pueden ayudar a conectar a la gente con servicios que ayuden a pagar las cuentas, obtener alimentos saludables y transporte.

“Esto nos permite cuidar mejor a nuestros pacientes”, comentó McKinney.

– Este texto fue traducido por Kreativa Inc.

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