Empleados se dicen indefensos ante clientes que no usan tapabocas

Tribune Content Agency

FILADELFIA — Cuando trabajaba como cajera este verano en una tienda Walmart al noreste de Filadelfia, una mujer de 20 años dijo que veía a clientes con sus tapabocas bajo la barbilla o sin ellos, pero “no tenía sentido hacer un escándalo”, especialmente si la fila en su caja era larga. Le preocupaba que su gerente se enojara con ella si disminuía la velocidad de la fila mientras trataba con clientes sin tapabocas.

En un Rite Aid de Filadelfia, una trabajadora de 60 años recibió instrucciones de avisar a su gerente si un cliente se negaba a ponerse un tapabocas. Pero los gerentes, señaló, normalmente no quieren involucrarse.

Y en un Starbucks de Rittenhouse Square, una barista de 24 años dijo que a veces los clientes se ponen beligerantes cuando ella les pide que se pongan un tapabocas. Le piden su nombre y dicen que presentarán una queja a la empresa, antes de salir furiosos. Añade eso a la lista de otras cosas desconsideradas que hacen los clientes, agregó, como la cabeza por un lado de la barrera de acrílico que se supone que protege tanto a los trabajadores como a los clientes.

“La gente actúa como si nuestra seguridad no importara”, comentó la barista, quien, como la mayoría de los trabajadores entrevistados para este reportaje, pidió que no se usara su nombre por miedo a represalias en el trabajo.

A medida que se levantan las órdenes de cierre y los negocios reabren lentamente, los trabajadores de servicios con bajos salarios vuelven a correr un alto riesgo de exposición al COVID-19; y tienen que tratar con toda una variedad de clientes, incluidos los que creen que es su derecho constitucional no usar un tapabocas. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos indican que usarlo limita adecuadamente la propagación del virus.

Los trabajadores afirman que sus empleadores los han dejado en gran parte a su suerte. Aunque la mayoría de los representantes de las grandes cadenas entrevistados para este reportaje estuvieron de acuerdo en que los tapabocas deben ser usados en sus tiendas y que la seguridad de los trabajadores y los clientes era de suma importancia, ninguno de ellos compartió un plan que definiera la aplicación de la política del tapabocas.

“Si un cliente no quiere usar uno, nuestros embajadores de salud notifican a un miembro de la gerencia, quien hablará con el cliente y tratará de encontrar una solución”, explicó la vocera de Walmart Casey Staheli.

La vocera de Starbucks Ana Rigby dijo: “Para los clientes que no llevan tapabocas, nuestros socios han recibido orientación para ofrecer opciones alternas para que los clientes pidan su Starbucks”.

Y en Rite Aid, “si un cliente no trae tapabocas”, señaló el vocero Christopher Savarese, “Rite Aid cuenta con tapabocas disponibles sin costo alguno”.

La falta de voluntad de las corporaciones para adoptar una postura estricta sobre los tapabocas es inaceptable, dijo Stuart Appelbaum, presidente del Sindicato de Tiendas Minoristas, Mayoristas y Departamentales con sede en Nueva York, que representa a 100 mil trabajadores en todo el país.

“El empleador debe asegurarse de que las personas usen tapabocas al igual que se aseguran de que las personas usen zapatos y camisas”, dijo, y agregó que los tapabocas son un tema de seguridad y que es responsabilidad del empleador garantizar un ambiente de trabajo seguro.

Appelbaum dijo que su sindicato, el cual representa a los trabajadores de empleadores como Macy’s y Bloomingdale’s, negoció estipulaciones en los acuerdos de reapertura que decían que los trabajadores tenían el derecho de negarse a atender a un cliente si no llevan un tapabocas.

¿En cuanto a los trabajadores que se espera que hagan cumplir el uso de tapabocas?

“Eso no es parte de su trabajo”, respondió. “Eso no es para lo que se contrataron. No se les compensa por eso”.

La negativa de los empleadores a hacer cumplir el uso de tapabocas y el distanciamiento social (o su decisión de agregar la aplicación de la norma a una lista de responsabilidades para los guardias de seguridad o los trabajadores de tiendas minoristas con bajos salarios) es otro problema de seguridad en el lugar de trabajo para los trabajadores durante la pandemia, y uno que se ha vuelto mortal.

En Flint, Michigan, un guardia de seguridad de Family Dollar recibió un disparo mortal en mayo después de que le negara la entrada a un cliente sin tapabocas. El mes pasado, en un Wawa en el vecindario Juniata Park de Filadelfia, un guardia de seguridad fuera de servicio recibió un disparo cuando intervino en una disputa por el distanciamiento social.

Y, en abril, un trabajador del supermercado Fresh Grocer en North Broad Street que estaba a cargo de manejar el número de clientes en la tienda y asegurarse de que los clientes portaran tapabocas fue golpeado y apuñalado después de un altercado con un cliente, comentó Wendell Young, presidente del sindicato United Food and Commercial Workers Union Local 1776, que representa a los trabajadores de tiendas de comestibles como Acme, ShopRite y Fresh Grocer. Un vocero de Fresh Grocer negó esto, alegando que la compañía no tuvo incidentes violentos en respuesta a mandatos sobre los tapabocas.

La dinámica de poder entre los trabajadores de servicio y los clientes ya es complicada: Muchos trabajadores dependen de las propinas. Otros, como la ex cajera de Walmart, temen que los clientes que se comporten mal pudieran significar que les recorten sus horas laborales o pierdan el empleo.

En Casino Rivers de Fishtown, los trabajadores dijeron que los clientes a menudo ignoraban la política del uso de tapabocas, y algunos supervisores simplemente lo dejaban pasar.

“Los supervisores tienen miedo de los jugadores”, dijo un trabajador a The Inquirer. “No han sido capacitados apropiadamente, y tienen miedo de decir algo”.

Gregorio García, bartender de los restaurantes del Aeropuerto Internacional de Filadelfia, operados por OTG, dijo que nunca le dieron ninguna directriz sobre cómo tratar a los clientes que no llevan tapabocas y no tenía fe en que su empleador lo respaldara.

“Incluso si estuvieras en lo cierto, si (el cliente) empezara a maldecirte, creo que se pondrían de parte del cliente”, añadió García, de 29 años. “Así es la industria de los restaurantes”.

La vocera de OTG Lisa Rigney comentó que “dentro de nuestros establecimientos, como dentro de un mercado o restaurante, los miembros de nuestro equipo serían responsables de pedirle a alguien que se pusiera un tapabocas”. Pero, agregó, “si la gente camina sin tapabocas en las puertas de abordar o en los pasillos, eso correspondería a la aerolínea o un funcionario del aeropuerto”.

García señaló que no es tan sencillo. Los trabajadores de OTG atienden a los clientes en las puertas de abordar, ya que allí pueden pedir comida y bebida a través de iPads, y cuando los meseros llevan la comida a las puertas, otros pasajeros se acercan a ellos para hacer un pedido o una pregunta.

La vocera del Aeropuerto Florence Brown añadió que la política de tapabocas de las aerolíneas “puede ser aplicada por cualquier agente del Departamento de Policía de Filadelfia o cualquier empleado de la División de Aviación” y que las aerolíneas y otras organizaciones pueden y han negado el servicio a aquellos que no siguen las reglas.

Pero García dijo que nadie parece estar haciendo cumplir las directrices en las puertas de abordar, y no se siente preparado para hacerlo.

“No soy de la TSA”, dijo. “Soy un bartender”.

– Este texto fue traducido por Kreativa Inc.

Visit The Philadelphia Inquirer at www.inquirer.com