Facturas desgarradoras, demandas y quiebras, incluso con seguro

Tribune Content Agency

Matthew Fentress tenía solo 25 años cuando se desmayó mientras rellenaba cannolis como cocinero de una comunidad de ancianos hace seis años. Los médicos le diagnosticaron una cardiomiopatía viral, una enfermedad cardiaca que desarrolló después de un episodio de influenza.

Tres años más tarde, el padecimiento del hombre de Kentucky había empeorado, y los doctores lo pusieron en un coma inducido médicamente y le insertaron un marcapasos y un desfibrilador. A pesar de tener seguro, no podía pagar lo que debía al hospital. Así que Baptist Health Louisville lo demandó y él terminó declarándose en bancarrota siendo veinteañero.

“La maldición de estar enfermo en Estados Unidos es una vida de deudas, lo que significa que vives una vida menos que oportuna”, señaló Fentress, que aún trabaja para el centro de ancianos, proporcionando un servicio esencial durante la pandemia de coronavirus. “El mayor crimen que puedes cometer en este país es estar enfermo”.

Los temores financieros se reavivaron este año cuando su cardiólogo sugirió que se sometiera a un procedimiento de ablación para restablecer un ritmo cardíaco normal. Dijo que los funcionarios del hospital le aseguraron que no pagaría más de siete mil dólares, una gran porción de su salario anual de 30 mil dólares. Pero si el procedimiento podía frenar los frecuentes latidos extra que le llenaban de ansiedad, pensó que el precio valía la pena.

Se sometió al procedimiento ambulatorio a finales de enero y le fue bien.

Después de eso, “ya no tuve miedo de caer muerto a cada minuto”, dijo. “Me sentí mucho mejor”.

Entonces llegó la cuenta.

El paciente: Matthew Fentress es un cocinero de 31 años en Atria Senior Living que vive en Taylor Mill, Kentucky. A través de su trabajo, tiene un seguro de UnitedHealthcare con un máximo de gastos de su bolsillo de siete mil 900 dólares, cerca del máximo permitido por la ley.

Factura total: Fentress debía un saldo de 10 mil 92.13 dólares por las consultas de cardiología, ecocardiografía y medicina familiar en varias fechas de 2019 y 2020. UnitedHealthcare había pagado 28 mil 920.52 dólares en total, incluyendo 27 mil 561.37 dólares por la atención que recibió el día de su procedimiento.

Proveedor de servicios: Baptist Health Louisville, parte del sistema sin fines de lucro Baptist Health.

Servicio médico: Fentress se sometió a una ablación cardiaca este año el 23 de enero. El procedimiento ambulatorio consistió en insertar catéteres en una arteria en su ingle que se ensartaron en su corazón. También recibió servicios de cardiología relacionados, pruebas y visitas a un médico de atención primaria y a un cardiólogo antes y después del procedimiento.

Fentress dijo que siempre se aseguraba de tomar empleos con seguro médico, “así que pensé que estaría bien”.

Pero como casi la mitad de los estadounidenses menores de 65 años con seguro privado, él tiene un plan de salud de deducible alto, un tipo de seguro que, según expertos, a menudo deja a los pacientes en el vacío. Cuando usa proveedores de salud dentro de la red de su aseguradora, su deducible anual es de mil 500 dólares más coaseguro. Su máximo de gastos de su bolsillo es de siete mil 900 dólares, más de una cuarta parte de su salario anual.

Fentress debía alrededor de cinco mil dólares después de su hospitalización en 2017 y estableció un plan de pagos mensuales, pero dijo que lo enviaron a cobranza después de omitir un pago de 150 dólares. Se declaró en bancarrota después de que el mismo hospital lo demandara.

Se enfrentó a otra cuenta un año después, cuando un ataque de pánico lo envió a la sala de emergencias, dijo. Esa vez, recibió ayuda financiera del hospital.

Cuando recibió la factura de su ablación esta primavera, pensó que no calificaría para ayuda financiera por segunda vez. Así que en lugar de solicitarla, intentó establecer un plan de pagos. Pero los representantes del hospital le dijeron que tendría que pagar 500 dólares al mes, comentó, lo cual estaba muy por encima de sus posibilidades y le hacía temer otra espiral hacia la bancarrota.

Esta situación precaria lo hace “funcionalmente no asegurado”, señaló el autor Dave Chase, quien define esto como tener un deducible de seguro mayor que sus ahorros. “Es mucho más frecuente de lo que mucha gente se da cuenta”, dijo Chase, fundador de Health Rosetta, una firma que asesora a grandes empleadores sobre los costos de la salud. “Somos los líderes indiscutibles de la bancarrota médica. Es una situación triste”.

Jennifer Schultz, profesora de economía y codirectora del programa de Gestión de la Atención Médica de la University of Minnesota-Duluth, dijo que Fentress enfrenta un difícil camino financiero. “Una vez que la persona se declara en bancarrota, su calificación crediticia se destruye”, señaló. “Será difícil para una persona joven regresar de eso”.

Una encuesta reciente del Commonwealth Fund encontró que un poco más de una cuarta parte de los adultos de 19 a 64 años que reportaron problemas o deudas de cuentas médicas, no pudieron pagar necesidades básicas como la renta o la comida en algún momento en los últimos dos años. El tres por ciento se había declarado en bancarrota. En el primer semestre de 2020, encontró la encuesta, el 43 por ciento de los adultos estadounidenses de 19 a 64 años no estaba asegurado adecuadamente. Cerca de la mitad de ellos estaba subasegurado, con deducibles que representaban el cinco por ciento o más de sus ingresos familiares, o los gastos de salud salidos de su bolsillo, excluyendo las primas, reclamando el 10 por ciento o más de los ingresos familiares durante el año pasado.

En el caso de Fentress, los 10 mil 92 dólares que debía al hospital eran más de un tercio de lo que su aseguradora pagó por su cuidado. La mayor parte de su deuda (ocho mil 271.56 dólares) era un coseguro, alrededor del 20 por ciento de la factura, que debe pagar después de cumplir con su deducible. Debido a que la factura cubría los servicios de dos años, debía más que el máximo anual de gastos salidos de su bolsillo. Si todos sus cuidados hubieran sido proporcionados durante el 2019, habría debido mucho menos y la aseguradora habría sido responsable de más de la factura.

El doctor Kunal Gurav, un cardiólogo de Atlanta que escribió sobre los costos médicos para el American College of Cardiology, dijo que la ablación suele costar entre 25 mil y 30 mil dólares, un rango también confirmado por otros expertos.

El pago de la aseguradora por la atención de Fentress ese día de enero (alrededor de 27 mil 600 dólares) cae dentro del rango típico de costos, señaló Gurav. A Fentress se le pide que pague 9 mil 296 dólares, lo que significa que el hospital recibiría más de 36 mil dólares por la atención.

Schultz, representante estatal del Partido Laboral Agrícola Demócrata de Minnesota, dijo que los hospitales sin fines de lucro pudieran renunciar o reducir los costos para los pacientes necesitados.

“Definitivamente tienen la responsabilidad moral de proporcionar un beneficio a la comunidad”, aseveró.

Resolución: Charles Colvin, vicepresidente de Baptist Health para la estrategia de ingresos, dijo que los funcionarios del hospital cotizaron a Fentress un precio estimado para la ablación que estaba dentro de un rango de unos pocos dólares de la cantidad final, aunque su factura incluía otros servicios como pruebas y visitas al consultorio en varias fechas. Colvin señaló que parecía haber algunos cargos que UnitedHealthcare no procesó correctamente, lo que pudiera reducir ligeramente su cuenta.

Maria Gordon Shydlo, directora de comunicaciones de UnitedHealthcare, dijo que Fentress es responsable del 100 por ciento de los costos de salud hasta su deducible anual dentro de la red, luego paga un porcentaje de los costos de salud en “coseguro” hasta que alcanza su máximo de gastos salidos de su bolsillo. Por lo tanto, deberá alrededor de siete mil 900 dólares en su cuenta, explicó, y cualquier nueva atención dentro de la red estará totalmente cubierta durante el resto del año.

Un representante del hospital sugirió que Fentress solicitara ayuda financiera. Ella le envió un formulario, pero fue al domicilio equivocado porque Fentress estaba en proceso de mudarse.

En septiembre, dijo que finalmente iba a llenar el formulario y estaba optimista de que calificaría.

El punto clave: El seguro realiza dos funciones para los que tienen la suerte de tener uno. Primero, puedes aprovechar las tarifas negociadas de las aseguradoras. Segundo, la aseguradora paga la mayoría de tus cuentas médicas una vez que has pagado tu deducible. No paga nada antes de eso. Los planes de alto deducible tienen las primas más bajas, por lo que son atractivos o son los únicos planes que muchos pacientes pueden pagar. Pero entiende que se te pedirá que pagues todo, excepto la atención preventiva, hasta que llegues a esa cifra. Y es posible que tu deducible sea solo una parte del panorama: El “coaseguro” es la mayor parte de lo que Fentress debe.

Los máximos de gastos salidos del bolsillo están regulados por la ley federal. En 2021, el máximo será de ocho mil 550 dólares para una sola cobertura. Trata de planificar tratamiento y procedimientos con la vista puesta en el calendario; las personas con padecimientos crónicas y este tipo de seguro pudieran ahorrar mucho dinero si tienen una cirugía costosa en diciembre en lugar de enero.

Como siempre, si te enfrentas a una gran cuenta médica, pregunta sobre los planes de pago, la ayuda financiera y la atención de caridad. De acuerdo con el sitio web del Baptist Health System, los no asegurados y los subasegurados pueden obtener descuentos. Aquellos con ingresos equivalentes a entre 200 y 400 por ciento del nivel de pobreza federal (o entre 25 mil 520 y 51 mil 40 dólares para un individuo) pueden ser elegibles para la asistencia.

Si no calificas para la asistencia, negocia con el hospital de todos modos. Ármate con información sobre la tarifa que las aseguradoras pagan por el cuidado que recibes consultando sitios web como Healthcare Bluebook o Fair Health.

Mientras Fentress trata de pagar su cuenta más reciente, ahora está preocupado por algo más: acumular nuevas facturas si contrae COVID-19 en el futuro como trabajador esencial con problemas de salud existentes y el mismo seguro de alto deducible.

“No tengo esperanzas de un futuro financieramente estable”, comentó. “No debería ser una lucha tan grande”.

– Este texto fue traducido por Kreativa Inc.

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