Amor en tiempos de la DACA

Tribune Content Agency

LOS ÁNGELES — María López lo conoció en una clase de bachata, cumplía con todo lo que ella buscaba: un excelente bailarín, inteligente, con un título de ingeniería, alto, moreno y guapo.

Después de un mes de citas, él le reveló que estaba en el país ilegalmente. Ella también carecía de estatus legal, aunque tenía la relativa protección de estar en el programa de Acción Diferida para Inmigrantes Llegados en la Infancia (DACA, por su sigla en inglés) de la época de Obama.

Sin decir nada, pusieron freno a su relación.

Estar sin estatus legal bajo la protección de la DACA siempre ha sido una propuesta arriesgada, la deportación siempre estuvo al acecho.

Pero ahora que el programa está bajo la amenaza de una Casa Blanca poco amistosa (y actualmente a merced de una Corte Suprema de Estados Unidos de tendencia conservadora) la vida para sus beneficiarios se ha vuelto más turbia.

En mayo, López, una residente de San José de 25 años, lanzó una cuenta de Instagram llamada “YTienePapeles?”, así en español.

La página es su intento de “curar a través del humor”, comentó. A veces, ella crea memes sobre enamorarse de personas sin un estatus legal. Una publicación mostró una foto de un niño pequeño llorando al lado de un texto que decía: “Cuando descubres que tu crush no tiene papeles”. Otras veces, publica frases como: “A diferencia de la DACA, mi amor por ti es permanente”.

Es fácil identificarse con los memes, describió López. “Si eres indocumentado y estás en la escena de las citas, definitivamente te encontrarás con esto”.

Las relaciones pueden proporcionar una sensación de seguridad y comodidad, pero la incertidumbre del futuro de la DACA puede dejar a los llamados “Dreamers” (Soñadores) sintiéndose un poco más inseguros en cuanto a su búsqueda, señaló el sociólogo de Harvard, Roberto Gonzáles.

“En nuestra investigación, hemos visto a los beneficiarios de la DACA victimizados por parejas que usan su frágil estatus y el de sus familias en su contra”, apuntó Gonzáles.

“Lives in Limbo: Undocumented and Coming of Age in America” (Vidas en el limbo: indocumentados y llegando a la mayoría de edad en Estados Unidos), el libro de Gonzáles, basado en un proyecto de 12 años que dio seguimiento a 150 jóvenes en el área de Los Ángeles, encontró que los inmigrantes a menudo sentían que su estatus legal podía crear rupturas en sus relaciones.

López, por

ejemplo, había comenzado a salir con un joven en 2011, un año antes de que se uniera al programa de la DACA. Era hijo de inmigrantes, relató López, que habían legalizado su estatus en Estados Unidos.

Después de seis años, más o menos cuando el presidente Trump anunció su intención de poner fin a la DACA, su relación se agrió. López dijo que no esperaba casarse de inmediato, pero quería saber si la idea estaba en el futuro de su pareja. Cuando presionó a su novio, dijo López, él le preguntó: “¿Es por la ciudadanía la razón por la que quieres estar conmigo?”

Y eso fue todo.

Andrea Simón-Martínez, una beneficiaria de 26 años de edad de la DACA que vive en Nueva York, agregó: “Decirle a alguien que eres indocumentado, es como quitarte una curita, quieres hacerlo más pronto que tarde”.

Simón-Martínez nació en México y tenía seis años cuando se quedó más tiempo de lo que permitía su visa de turista. Ella confirma que tener citas y buscar una pareja seria tiene un costo. En febrero de 2018, escribió una publicación sobre la ansiedad de salir con alguien mientras se es parte de la DACA.

“Nunca sé cuándo sacar el tema en las conversaciones, y me hace sentir que solo los hago perder el tiempo”, escribió. “Me hace sentir como si los estuviera engañando y manteniendo una gran parte de mí escondida.”

Juan Pacheco Marcial, un beneficiario de la DACA de 23 años que asiste a Cal State Monterey Bay, señala que su estatus legal le impide tener citas serias. Se asegura de no encariñarse demasiado por la sensación en sus entrañas de que, un día, será deportado. Y tampoco quiere salir con otra beneficiaria de la DACA o una persona sin estatus legal.

“Cuando salgo con alguien, no veo un futuro con ellas porque ni siquiera veo un futuro para mí mismo”, reveló. “De … tener un final feliz aquí en Estados Unidos”.

Marcial agregó que no quiere tener hijos debido a la nube sobre su presencia en el país. Indicó que es la razón por la cual cortó con una novia que era ciudadana.

“Siento que no podría vivir conmigo mismo si tuviera un hijo y por alguna razón me echaran de este país y no pudiera volver”, confesó.

Hace un año, José Guevara, de 25 años, y Stephen Johnson, de 29, se casaron.

Guevara es un beneficiario de la DACA que fue traído a Estados Unidos desde El Salvador a la edad de 10 años. Johnson nació y se crió en una familia bautista conservadora de Carolina del Norte.

Se conocieron en línea hace dos años. Guevara dijo que fue sincero desde el principio, revelando todo su “bagaje”.

“Tengo cáncer y soy beneficiario de la DACA”, reveló.

Johnson, cuyo trabajo implica la organización comunitaria, respondió que no le molestaba. Después de un par de meses de noviazgo, Guevara fue hospitalizado y se sometió a un tratamiento para la leucemia (que ha combatido de manera intermitente desde que tiene 15 años).

El posible fin de la DACA preocupaba a la pareja. Guevara temía regresar a El Salvador, en parte porque la homofobia es frecuente allí, pero sentía que se estaba convirtiendo en una carga para Johnson, quien quería casarse.

“Es mucho trabajo amar a alguien que es beneficiario de la DACA”, aseguró Guevara. “Estamos a merced del gobierno”.

Pero Johnson estaba decidido.

“Hemos pasado por algo realmente difícil que la mayoría de las parejas no han pasado a nuestra edad o superado con éxito”, dijo Johnson. “Si podemos superar eso, podemos superar cualquier cosa”.

Ahora son legalmente los Guevara-Johnson.

En San Francisco, Tony K. Choi anunció que le gustaría poder amar y tener citas en sus propios términos.

Choi, otro beneficiario de la DACA y escritor creativo del candidato presidencial demócrata Tom Steyer, dijo que su estatus legal siempre es parte de los cálculos de vida que hace.

“El matrimonio y el estatus migratorio están intrínsecamente ligados a mi vida romántica”, comentó el joven de 31 años.

Choi, quien llegó a Estados Unidos desde Corea del Sur con un visado de turista a la edad de nueve años, se da cuenta de que el matrimonio con un ciudadano estadounidense es probablemente su mejor opción para permanecer en el país, pero él mismo se considera “increíblemente millennial” y no quiere casarse pronto.

Sin embargo, dijo, evita tener citas con beneficiarios de la DACA o con hombres que están en el país ilegalmente. Le gustaba un hombre sin estatus legal, pero se impuso hacer un frío cálculo.

“¿Qué se puede ganar con esta relación?”, se preguntó Choi.

Algunos beneficiarios de la DACA dijeron que han recibido propuestas de matrimonio de amigos cercanos que quieren ayudar. Otros sienten la presión de sus padres, otros miembros de la familia o inmigrantes mayores que repetidamente les dicen que se enamoren y se casen con alguien que tenga estatus legal.

López todavía recuerda cómo, cuando tenía seis años, su abuela la sentó y se lo dijo: “Tienes que casarte con alguien con papeles”.

“A los seis años, ni siquiera sabes lo que eso significa”, comentó López.

Hace unas semanas, publicó un meme en Instagram con una foto de un Bob Esponja angustiado y con ojos llorosos rodeado de corazones rojos que estallan. El texto decía: “Cuando debes terminar con tu undocu-novio favorito”.

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