CHICAGO — La contaminación lumínica puede extender en un 41 por ciento el tiempo que los gorriones son infecciosos con el virus del Nilo Occidental, lo que podría aumentar la probabilidad de que transmitan la enfermedad letal a los mosquitos y a las personas, según un nuevo estudio de investigadores en Florida.
Meredith Kernbach, candidata doctoral e investigadora principal de la Universidad del Sur de Florida, publicó recientemente sus hallazgos en Proceedings of the Royal Society B.
“Este es realmente el primer estudio que investiga los efectos de la contaminación lumínica en las enfermedades infecciosas”, declaró Kernbach en una entrevista. “Tenemos que admitir que este es un estudio (de laboratorio) cautivo, pero si vemos algo similar en áreas urbanas cercanas a las personas, puede aumentar la oportunidad de contagio a los humanos”.
Kernbach eligió los gorriones porque a menudo viven en áreas urbanas y porque son un buen ejemplo de lo que se conoce como una especie de reservorio, que a menudo no muere del virus del Nilo Occidental, pero puede transmitirlo a los mosquitos. El estudio expuso algunas aves a la luz por la noche, con el grupo de control en la oscuridad, explicó. Las aves expuestas a la luz artificial permanecieron enfermas con el Nilo Occidental un promedio de dos días más que el grupo de control.
“También sabemos que la contaminación lumínica tiene muchas consecuencias negativas para los animales y las personas. Es una amenaza real”, advirtió Kernbach. “Así que queríamos examinar el papel directo de la luz en la lucha contra la infección”.
Las aves usan los indicios de luz como parte de sus ritmos diarios y estacionales, que les informan a qué hora comienzan a piar, así como cuándo migrar o producir crías, detalló Doug Stotz, un experto en aves en Field Museum.
El estudio de Kernbach, sin embargo, puede ser el primer indicio de que la contaminación lumínica puede afectar la propagación de enfermedades zoonóticas, que pueden pasar de los animales a las personas.
Patrick Irwin, subdirector del Distrito de Reducción de Mosquitos del Noroeste, leyó el estudio y ha tenido muchas conversaciones con otros científicos sobre sus implicaciones.
“Esto es algo que entusiasma a mucha gente en mi campo, y lo admito, no es algo en lo que yo hubiera pensado”, comentó Irwin. “Pero es increíble que alguien lo haya hecho y ahora tenemos al menos una idea de que esto podría desempeñar un papel importante en la transmisión del virus del Nilo Occidental”.
Irwin dijo que debido a que la naturaleza es mucho más compleja que un laboratorio, la luz podría no tener un efecto tan profundo en la naturaleza. Eso es particularmente cierto porque el grupo de control fue mantenido completamente a oscuras por la noche, condiciones que no se encuentran fácilmente en ninguna parte del área de Chicago. Aún así, espera que se realicen estudios adicionales, idealmente al aire libre.
“Podría imaginar a alguien yendo a la ciudad y analizando lo que encuentre en gorriones que viven en un estacionamiento, por ejemplo, y aquellos que todavía están en la ciudad, pero tal vez en una reserva forestal donde hay menos contaminación lumínica”, sugirió.
En Chicago, se están instalando luces LED para reemplazar más de un cuarto de millón de lámparas de sodio de alta presión en uso desde la década de 1970, una acción que podría exacerbar los peligros de la infección por el virus del Nilo Occidental al empeorar la contaminación lumínica, advirtieron los expertos. La ciudad afirma que la contaminación lumínica se reducirá.
El cambio de sodio de alta presión a luces LED aumentará la eficiencia energética en aproximadamente un 50 por ciento y reducirá el gasto en electricidad para las farolas de 18 millones de dólares en 2017 a aproximadamente 10 millones de dólares anuales una vez que se complete la conversión, informó el portavoz del Departamento de Transporte de Chicago (CDOT, por su sigla en inglés), Michael Claffey. La ciudad también puede esperar un reembolso total de aproximadamente 35 millones de dólares de ComEd, que ofrece un incentivo por cada luz convertida a LED.
CDOT también dijo que la contaminación lumínica disminuirá con las nuevas luces.
“Las lámparas LED que estamos utilizando están diseñadas para enfocar la luz hacia abajo en las calles y aceras, lo que limita la entrada de luz en las casas de las personas y al cielo nocturno”, escribió Claffey en un correo electrónico. “Como resultado, estamos seguros de que la conversión está reduciendo la contaminación lumínica en Chicago”.
Algunos expertos en aves y el cielo nocturno, incluido Kernbach, no están de acuerdo con esa evaluación.
Cuando la ciudad comenzó a considerar las nuevas farolas, las luces LED solo venían con bombillas blancas brillantes que emitían una luz azul de tonos fríos. Desde entonces, esa luz de tonos azules ha estado en los titulares como culpable por la falta de sueño por las pantallas de teléfonos y computadoras, argumentó Kernbach.
Se usarán luces LED menos intensas en Chicago, pero los críticos dicen que debido a que todavía tienen un tono frío, emitirán luz azul. Las actuales luces de sodio de alta presión de la ciudad emiten un brillo naranja que se considera menos dañino, incluso si algunas personas siempre han odiado el color.
Andrew Johnston, vicepresidente de astronomía y colecciones del Planetario Adler, estuvo de acuerdo en que ha habido avances en las luces LED desde que la ciudad comenzó a hablar sobre la medida y la instalación actual. Adler trabaja para preservar la capacidad de los habitantes de Chicago de disfrutar del cielo nocturno, por lo que Johnston dijo que estaba agradecido de que no se usaran las primeras luces propuestas, ya que registraron en la escala de colores de iluminación unos cuatro mil Kelvin, lo que se conoce como “blanco puro”.
Claffey anunció que la ciudad está instalando luces “blancas suaves” en su lugar, con una temperatura de color de tres mil Kelvin o menos, “que es lo que exigen las pautas de la Asociación Médica Estadounidense y la Asociación Internacional Dark-Sky”.
Johnston opinó que es un paso significativo para la observación de las estrellas, aunque incluso la luz blanca suave tiene un tono frío en comparación con las farolas de sodio.
“Pero también entendemos que las nuevas luces tendrán un blindaje que concentra la luz hacia abajo, por lo que seguimos siendo optimistas”, puntualizó.
Adler también emprenderá su propio estudio al continuar enviando globos a gran altitud a la estratosfera para mapear la contaminación lumínica que emite una ciudad, y finalmente crear una exhibición de los hallazgos entre las farolas antiguas y las nuevas.
Más allá de los tonos de color, Stotz del Field Museum y Annette Prince de la Chicago Audubon Society añadieron que las luces brillantes generalmente son malas para las aves. Las aves usan las estrellas para navegar durante la migración, y se cree que es por eso que les cuesta resistir las luces brillantes, señaló Stotz.
“La analogía que uso es que si enciendes la luz en la parte trasera de tu casa, todas las polillas van hacia esa luz”, concluyó Stotz. “Las aves están haciendo lo mismo cuando migran y ven una ciudad iluminada”.
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