El peligro de los conductores de autobús escolar incapacitados y lo que los estados están haciendo al respecto

Tribune Content Agency

Después de que la conductora de autobús escolar Carole Ann Etheridge dejara a 31 estudiantes de secundaria y preparatoria en el Condado de Walton, Georgia, una mañana de agosto de 2017, fue llamada a la oficina del director.

Una madre preocupada se había puesto en contacto con el sistema escolar después de recibir un mensaje de texto de su hijo en el autobús, quien dijo que Etheridge conducía de forma errática y se había cruzado la línea central hacia el tráfico que venía en dirección contraria.

El agente de recursos de la escuela, el teniente Charlie Rodríguez de la Oficina del Alguacil de Walton, le hizo a Etheridge una prueba inicial de aliento que demostró que tenía un nivel de alcohol en la sangre de .089, más del doble del límite legal para los conductores comerciales. Falló en las pruebas de sobriedad y fue arrestada bajo cargos de conducir bajo la influencia del alcohol y poner en peligro a menores, según un informe policial. En una prueba formal de aliento unas horas más tarde, sopló un .048.

Etheridge dijo que había estado bebiendo con amigos la noche anterior, y cuando Rodríguez revisó su bolso en la cárcel, según muestran los registros, encontró cuatro botellitas vacías de vodka Stolichnaya, una botella casi medio llena de Tequila Silver y cuatro botellas de medicamentos recetados a su nombre, incluyendo ansiolíticos y pastillas para dormir.

Los padres siguen indignados del porqué no se detuvo a Etheridge antes de que empezara su ruta esa mañana.

“Mi hijo pudo haber muerto. ¿Qué hubiera pasado si ella hubiera dado la vuelta en una curva en S y el autobús se hubiera volteado?”, cuestionó Katrina Drlik de Loganville, Georgia. “¿Qué demonios hacía ella poniéndose al volante de un autobús escolar? ¿Cómo pudieron permitirlo?”

El caso Etheridge fue uno de los 118 desde 2015 que Stateline identificó en el cual un conductor de autobús escolar fue arrestado o multado por la policía por ser sospechoso de conducir bajo los efectos del alcohol o las drogas. Cientos de otros conductores han fallado en pruebas al azar mientras estaban en servicio.

Funcionarios gubernamentales y defensores de la seguridad en el transporte han considerado diversas estrategias para abordar la cuestión de los conductores de autobuses escolares incapacitados.

Entre ellas:

– Obligar a realizar verificaciones visuales para asegurarse de que los conductores no muestren signos de estar ebrios o drogados.

– Hacer pruebas aleatorias de drogas y alcohol para disuadir a los conductores de estar incapacitados mientras están en servicio.

– Implementar dispositivos de bloqueo de encendido en los autobuses escolares para evitar que los conductores ebrios huyan.

– Recurrir a una nueva base de datos federal para descubrir a los conductores que han violado previamente las pruebas de drogas y alcohol.

“No habrá necesariamente una solución mágica que nos resuelva todo, pero tiene que haber un esfuerzo coordinado en muchos niveles diferentes (federal, estatal y local) para determinar cómo abordar esto”, aseveró Maureen Vogel, vocera del Consejo Nacional de Seguridad con sede en Illinois, que se centra en la eliminación de las muertes evitables.

“Al final del día, es inaceptable poner a un niño en un autobús con un conductor discapacitado”.

EMPRENDIENDO ACCIONES

El abogado de Etheridge, James Wall, la describe como “una dama muy agradable” que fue voluntaria en la iglesia y nunca tuvo problemas con la ley. En el momento del incidente, dijo, ella estaba pasando por un periodo difícil: un divorcio y la muerte de su padre.

Etheridge admitió que se tomó un par de cervezas y tragos de tequila la noche anterior para celebrar su cumpleaños, según un informe policial. Wall comentó que ella y sus amigos habían decidido alquilar una habitación de hotel esa noche para evitar conducir a casa.

“Debió haber dejado de beber la noche anterior”, sugirió Wall. “Tenía que estar en el autobús alrededor de las 5:30 de la mañana siguiente. Probablemente tenía sueño o estaba somnolienta, dormitando en el autobús, en vez de estar tan incapacitada para desviarse en toda la carretera”.

Etheridge se declaró culpable de conducir un autobús escolar bajo la influencia de sustancias y de poner en peligro a menores. Fue sentenciada en abril de 2019 a 10 años, uno de los cuales debía ser cumplido en prisión, pero sería suspendido si completaba un programa de tratamiento residencial. Para los nueve años restantes, obtuvo la libertad condicional.

Wall dijo que Etheridge se sentía fatal por lo que había pasado.

“Cada vez que íbamos a la corte, ella lloraba. Cuando se declaró culpable, lloró y sollozó”, recordó. “Ella amaba a sus hijos. Estaba muy arrepentida porque estos menores eran también sus hijos”.

Etheridge no respondió a una carta en la que se le pidió hablar para este reportaje.

Etheridge tomó su autobús esa mañana sin ninguna interacción cercana con un supervisor o miembro del personal, dijo Callen Moore, vocero de la Junta de Educación del Condado de Walton. Eso no es raro en algunos distritos escolares del país.

Debido al caso de Etheridge, los funcionarios escolares del Condado de Walton ahora requieren que los conductores de autobuses impriman su nombre y hagan un control visual cada mañana con otro conductor al que se le ha dado entrenamiento y responsabilidades adicionales, apuntó Moore.

En el Condado de Oldham, Kentucky, los funcionarios escolares reforzaron el entrenamiento el año pasado después de que un conductor de autobús fue condenado en marzo por conducir ebrio después de chocar contra varios postes con más de 30 estudiantes a bordo, mencionó la vocera Lori McDowell. El distrito ahora exige que todos los conductores de autobús, no solo los supervisores, aprendan a detectar los signos de incapacidad cuando sus colegas recogen y devuelven sus autobuses a las escuelas.

Mientras tanto, en Nueva York, donde al menos cuatro conductores de autobuses escolares han sido arrestados desde 2012 por operar un autobús escolar estando supuestamente intoxicados, los legisladores aprobaron en 2018 requisitos de pruebas aleatorias más estrictos.

El proyecto de ley firmado por el gobernador demócrata Andrew Cuomo ordena que todos los conductores de autobuses escolares sean sometidos a pruebas de drogas y alcohol al azar, independientemente del tamaño del autobús, cerrando así una laguna que eximía a los conductores de autobuses más pequeños con menos de 16 pasajeros. También prohíbe a los conductores de autobuses escolares beber o consumir drogas durante ocho horas antes de entrar en servicio, en lugar de las seis horas anteriores.

Dan Domenech, director ejecutivo de AASA, la Asociación de Superintendentes Escolares, dijo que los legisladores de otros estados pueden seguir el ejemplo y endurecer los estándares de las pruebas.

Pero la asambleísta demócrata de Nueva York Donna Lupardo, quien patrocinó el proyecto de ley de pruebas aleatorias, agregó después de enterarse de los hallazgos de Stateline que podrían ser necesarios más cambios en su estado.

Lupardo señaló que le preocupaba descubrir que los estados no suelen reunir o analizar datos sobre los conductores de autobuses escolares discapacitados.

“Aunque está bien poner en marcha algo que respalde este tipo de pruebas aleatorias, no nos da el verdadero alcance del problema”, comentó Lupardo. “Para ser más ampliamente efectivos, sería de enorme ayuda si empezamos a capturar estos datos”.

Los oficiales de transporte escolar apuntan que esperan que ayude una nueva base de datos federal.

Este mes, la Administración Federal de Seguridad de Autotransportes lanzó un centro de intercambio de información nacional que contiene información sobre todos los conductores con licencias comerciales, incluidos los conductores de autobuses escolares, que tienen violaciones registradas del programa de pruebas de drogas y alcohol y no están autorizados para operar vehículos comerciales.

La idea es facilitar a los empleadores la realización de su debida diligencia y dificultar que los conductores que pretenden trabajar oculten sus infracciones. También ayudará al gobierno federal a determinar si los empleadores están cumpliendo con los requisitos de pruebas y reportes.

Los empleadores, incluidos los distritos escolares y los contratistas de autobuses escolares, deberán presentar al centro de intercambio de información, datos sobre los conductores que no pasaron o se nieguen a realizar las pruebas de drogas o alcohol, ya sea durante la evaluación previa al empleo o después de ser contratados. También deberán consultar la base de datos de todos los empleados actuales y potenciales antes de permitirles operar un vehículo comercial.

El vocero Duane DeBruyne, escribió en un correo electrónico que la agencia no revela datos específicos de los conductores de autobuses escolares. Tampoco tiene actualmente información sobre aquellos que han fallado o rechazado pruebas al azar, pero eso cambiará una vez que el centro de intercambio de información se ponga en marcha, anunció.

Los funcionarios del transporte escolar alegan que el centro de intercambio de información debería ayudar a los empleadores a examinar más a fondo a los candidatos a conductor de autobús.

“El centro de intercambio de información tiene el potencial de cambiar las cosas en este sentido”, afirmó Curt Macysyn, director ejecutivo de la Asociación Nacional de Transporte Escolar, una asociación comercial para empresas de transporte privadas que tienen contratos con los distritos escolares.

BLOQUEO DE ENCENDIDO

Si bien el centro de intercambio de información puede ayudar en la recopilación de datos y en la preselección, no evitará necesariamente que un conductor de autobús ebrio o drogado se ponga al volante.

Es por ello que algunos defensores de la seguridad en el transporte están presionando para que haya dispositivos de bloqueo de encendido en los autobuses escolares. Estos mecanismos son como los alcoholímetros, en los que un conductor sopla en un tubo conectado al sistema de ignición de un vehículo. El vehículo no arrancará para los conductores con alcohol en su aliento.

En Nueva York, la legislatura consideró un proyecto de ley en 2013 que habría requerido que todos los autobuses escolares tuvieran un dispositivo de bloqueo de encendido. Pero nunca salió del comité, enfrentando una fuerte oposición de los contratistas de autobuses escolares y de la Asociación de Transporte de Alumnos de Nueva York.

Los opositores afirmaron que era un enfoque de “culpable hasta que se demuestre lo contrario” que también sería demasiado costoso y técnicamente desafiante. En su lugar, propusieron ampliar las pruebas al azar y una mejor aplicación a través de la observación directa.

En Rhode Island, la diputada demócrata Charlene Lima intentó que se aprobara un proyecto de ley similar sobre el bloqueo de la encendido en 2017, después de que una conductora de autobús escolar que había transportado a un equipo de atletismo masculino de regreso de una reunión fuera arrestado por conducir bajo los efectos del alcohol. Ella sopló un .241 en su primera prueba en la estación de policía, según un informe policial.

El proyecto de ley de Lima tampoco salió de la comisión, pero dijo que no ha terminado de impulsar cambios que eviten que los conductores de autobuses escolares conduzcan ebrios. “No podemos jugar a la ruleta rusa con la vida de nuestros niños”, puntualizó.

Chris Turner, director de programa de la Alianza de Seguridad de Vehículos Comerciales, una asociación internacional de funcionarios de seguridad de vehículos comerciales, está de acuerdo en que todo autobús escolar debe estar equipado con algún tipo de dispositivo de detección.

Los grupos de seguridad en las carreteras, como Madres contra la Conducción en Estado de Ebriedad (MADD) y el Consejo Nacional de Seguridad también apoyan la idea.

Pero David Kelly, director ejecutivo de la Coalición de Fabricantes de Bloqueos de Encendido, una asociación comercial, enfatizó que hasta donde él sabe, no existe un programa formal de autobuses escolares con bloqueo de encendido en ningún lugar del país, aunque en Francia y Finlandia han sido obligatorios durante años.

“En algunos lugares, cuentas con un sindicato fuerte con el que tienes que tratar y tienes acuerdos de negociación colectiva”, dijo. “Los conductores de autobús son la principal oposición, y cuando intentas reclutar conductores, eso también es un problema”.

Los bloqueadores de encendido suelen costar entre dos y tres dólares al día, incluyendo el control, para un vehículo normal, explicó Kelly. No sabía lo que costaría ponerlos en los autobuses escolares.

Algunos funcionarios de transporte escolar señalan que los dispositivos de bloqueo de encendido son difíciles de vender porque muchos distritos ya están siendo presionados para obtener financiamiento y hacer frente a la escasez de conductores de autobuses.

Otros argumentan que poner un dispositivo de bloqueo en cada autobús escolar puede enviar un mensaje a los conductores de que no son de confianza.

“No hay duda de que los conductores serían condenados”, dijo Paul Hilton, director ejecutivo de Cape Cod Collaborative, una entidad con sede en Massachusetts propiedad de los distritos escolares que proporciona transporte escolar. “¿Es razonable para la operación y respetuoso y absolutamente necesario? No es una discusión política en la que quisiera participar”.

Lima, la legisladora de Rhode Island, agregó que no cree en el argumento de que los dispositivos de bloqueo de encendido son demasiado caros o violan la privacidad.

“No nos estamos metiendo con nadie personalmente, solo estamos poniendo un dispositivo de seguridad en todos los autobuses”, detalló. “Creo que tenemos que ser proactivos, en lugar de reactivos y esperar a que un grupo de niños se lastimen o mueran”.

UN ESCRUTINIO MÁS ESTRICTO

Algunos funcionarios de seguridad en el transporte quieren que los distritos escolares amplíen el número de conductores que son examinados al azar para detectar drogas y alcohol. Actualmente, el gobierno federal requiere que sólo el 25 por ciento del grupo se someta a pruebas de drogas y el 10 por ciento a pruebas de alcohol anualmente, y la mayoría de los distritos escolares no van más allá de eso.

Otra recomendación es aumentar la capacitación sobre “sospecha razonable” para los gerentes que buscan señales de que los conductores pueden estar incapacitados. Si las encuentran, pueden enviar al conductor a una prueba inmediata de drogas y alcohol.

Turner, del grupo de seguridad de vehículos comerciales, comentó que sus miembros quieren que se cambie la ley federal para que los gerentes tomen un curso de actualización cada tres años.

Monitorear a los conductores de autobuses antes de que empiecen sus rutas puede evitar que alguien incapacitado salga a la carretera.

“Los supervisores y los directores de transporte escolar realmente necesitan salir y estar entre las tropas y tomarle el pulso”, sugirió Robert Berkstresser, un experto en autobuses comerciales con sede en California. “Se puede saber cuando alguien responde más lentamente y tiene esa mirada extraña en sus ojos”.

En algunos condados de Carolina del Norte, MADD se une a la policía para hacer presentaciones en las escuelas que enseñan a los alumnos de sexto, séptimo y octavo grado cómo identificar a un conductor incapacitado, incluido al conductor de un autobús escolar.

“Es lo mejor que hemos hecho”, aceptó Ellen Pitt, supervisora de la corte y defensora de las víctimas de crímenes de MADD en el oeste de Carolina del Norte. “Un agente de la policía estatal en ocasiones finge ser el conductor y los hace revisarle los ojos, su dicción, su coordinación y su olor”.

Las encuestas encontraron que después del entrenamiento, los jóvenes se habían vuelto más conscientes del peligro potencial, anunció Pitt.

Educar a los niños sobre las señales de advertencia es esencial, dijo Quinton Higgins Jr., conductor de autobús escolar y defensor de la seguridad del tránsito en Radcliff, Kentucky. Viaja por todo el estado contando su historia no solo a los estudiantes, grupos de iglesias y organizaciones comunitarias, sino también a otros conductores de autobuses escolares.

Higgins y otros miembros de un grupo de jóvenes eran pasajeros de un autobús de la iglesia que fue golpeado de frente por una camioneta conducida por un conductor ebrio en Carrollton, Kentucky, en 1988. El tanque de gasolina explotó y 24 niños y tres adultos murieron.

En 2014, Higgins fundó Voice for Change, un grupo activista centrado en la seguridad de los autobuses y en los peligros de la conducción imprudente. Compró un modelo exacto del autobús que se estrelló y colocó fotos de los niños que murieron en los asientos. Lo conduce por Kentucky para sus conferencias.

Higgins apoya los dispositivos de bloqueo de encendido en los autobuses escolares, los controles visuales diarios y las pruebas al azar de cada conductor, todo lo que dijo puede ayudar a prevenir un posible desastre. Aunque la mayoría de los conductores de autobuses con años de experiencia hacen un buen trabajo y se cuidan de seguir las normas de seguridad, comentó, hay mucha rotación en la industria y los conductores con problemas de alcohol o drogas pueden pasar inadvertidos.

“Garantizo que hay conductores de autobuses escolares en la carretera ahora mismo bajo la influencia de drogas o alcohol”, concluyó Higgins. “Cada estado debería aprobar una ley para tratar esto”.

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