Estudiantes iraníes con visados válidos son devueltos a su país al llegar a los aeropuertos de EU

Tribune Content Agency

En septiembre pasado, Reihana Emami Arandi abordó un vuelo desde Teherán con dirección a Boston, deseosa de estudiar teología en una universidad de la prestigiosa Ivy League.

Después de casi 100 días de investigación y verificación de antecedentes por parte del gobierno de Estados Unidos, la joven de 35 años se dirigió a un programa de postgrado en la Escuela de la Divinidad de Harvard con una visa de estudiante en mano. Pero cuando llegó al Aeropuerto Internacional Logan de Boston, los agentes de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP, por su sigla en inglés) la apartaron rápidamente para un interrogatorio adicional.

La llevaron a una zona separada del aeropuerto, donde un agente le preguntó sobre sus viajes, su experiencia laboral, su familia, sus estudios y cuál era su número de teléfono móvil en Irán, recordó. El agente registró su equipaje, sacó su Corán y le preguntó qué era.

“Luego me preguntó qué pensaba el pueblo iraní sobre la explosión en Arabia Saudita”, dijo, refiriéndose al ataque con un drone del 14 de septiembre contra una instalación petrolera de Arabia Saudita, del cual se responsabilizó el movimiento yemení Houthi apoyado por Irán.

“Expliqué que no sabía mucho y que la gente en general esperaba que la situación mejorara”.

Él inspeccionó la laptop y el teléfono de la joven. Unas ocho horas más tarde, después de que le tomaran las huellas dactilares y una foto, estaba en un vuelo de regreso a Irán, sin poder entrar en el país por cinco años. Los oficiales de aduanas habían concluido que ella planeaba no solo estudiar en EU, sino quedarse aquí, afirmó Emami Arandi, una declaración que ella consideró “lejos de la realidad”.

Su caso no es una aberración. Al menos otros 15 estudiantes iraníes con visados válidos han sido devueltos a su país a su llegada a los aeropuertos estadounidenses desde el pasado mes de agosto, afirman abogados de inmigración. Además, a unos 20 estudiantes más en Teherán se les impidió inesperadamente que abordaran vuelos hacia EU. Muchos dijeron que no se les dio una razón para negarles la entrada.

Varios de los estudiantes fueron detenidos en Boston, afirmaron grupos activistas, señalando que han recibido múltiples quejas sobre un agente específico del CBP allí. Un vocero del CBP dijo que no podían discutir casos individuales, pero que “el simple hecho de tener un visado válido no garantiza la entrada a Estados Unidos”.

“Los oficiales del CBP toman decisiones de admisibilidad basadas en si un individuo puede superar TODOS los motivos de inadmisibilidad”, expuso la agencia en un correo electrónico, añadiendo que no había ninguna nueva directriz que ordenara un interrogatorio o escrutinio adicional de los iraníes con visados de estudiante.

“Independientemente de contar con los documentos apropiados, si un agente determina que un individuo no puede superar todos esos motivos, se le negará la entrada a Estados Unidos”.

Funcionarios universitarios y grupos iraní-estadounidenses dijeron que no saben qué motivó lo que consideran una repentina adopción de medidas más estrictas contra los estudiantes iraníes. Sus preocupaciones han surgido en medio de las crecientes tensiones políticas entre la administración de Trump e Irán, que culminaron con el ataque con drones estadounidense que mató al general iraní Qassem Soleimani el 3 de enero, y en un ataque con misiles iraníes como respuesta.

Los activistas argumentaron que no está claro cómo las tensas relaciones de ambos países podrían ser un factor para negarle a estudiantes iraníes la entrada a EU, pero agregan que las dificultades de los iraníes para viajar a Estados Unidos no se han limitado solo a los estudiantes con visas. A principios de este mes, más de 60 iraníes y estadounidenses iraníes fueron interrogados durante horas en la frontera entre Washington y Canadá mientras intentaban volver a casa.

“Este número es alarmante”, comentó Ali Rahnama, un abogado de la Alianza de Asuntos Públicos de los Iraní-estadounidenses, que ha estado siguiendo los casos.

“Sí, hemos tratado con personas que han sido deportadas en el pasado, pero las cifras no eran tan grandes”, continuó. “Los estudiantes iraníes han estado viniendo a estudiar aquí durante 70 años; la revolución no cambió eso, las guerras con Irak y Afganistán no cambiaron eso”.

Uno de los mejores estudiantes de su clase en la Universidad de Teherán, Amin aterrizó en Georgia el 1º de enero con la esperanza de obtener su doctorado en la Universidad de Florida. Pero cuando llegó al aeropuerto de Atlanta, los agentes le preguntaron por qué no había revelado una dirección de correo electrónico de su antigua escuela o uno de los artículos de investigación que había asentado en su solicitud de visado.

Amin, de 34 años, empezó a temblar y a llorar cuando se enteró de que había sido declarado “inadmisible”. Fue entonces cuando comenzó su “pesadilla de tres días”, dijo.

Un agente le indicó que tenía que volver a Irán en el mismo vuelo en el que llegó. Ese vuelo no estaría disponible hasta dos días después, recordó que le dijo el oficial; y él no podía ser retenido en el aeropuerto por más de 24 horas. Amin comentó que los agentes lo pusieron en una celda de detención durante seis horas antes de esposarlo y trasladarlo encadenado a un centro de detención en Georgia.

“Están jugando con el futuro de la gente”, criticó Amin. “Aparte de ser iraní y estudiante, ¿qué hice?”

A principios de este mes, se negó la entrada a Estados Unidos a otro estudiante iraní, Mohammad Shahab Dehghani Hossein Abadi, pese a que anteriormente había estudiado dos semestres en la Universidad Northeastern. Había viajado a Irán para visitar a su familia, relató su abogado.

Dehghani, de 23 años, fue puesto en un vuelo de Boston a Francia a pesar de la orden del juez de que su expulsión fuera suspendida por 48 horas o hasta nueva orden de la corte.

Stephen Yale-Loehr, profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de Cornell, dijo que las dificultades que los estudiantes iraníes enfrentan actualmente son parte de una “tendencia inquietante que hemos visto antes”. Después de que iraníes irrumpieran en la Embajada de Estados Unidos en Teherán en 1979, detalló, los estudiantes iraníes en Estados Unidos tuvieron que registrarse con los funcionarios de inmigración o arriesgarse a ser deportados.

Más recientemente, la detención de “personas de ascendencia musulmana” después de los ataques terroristas del 11 de septiembre “no dio ningún resultado significativo en el descubrimiento o disuasión de otros terroristas”, indicó Yale-Loehr.

Mahsa Khanbabai, presidenta del capítulo de Nueva Inglaterra de la Asociación Estadounidense de Abogados de Inmigración, declaró que ha estado tratando de averiguar por qué los estudiantes han estado teniendo problemas desde octubre. Algunos, añadió, fueron acusados de “intención de inmigrar”, o de planear quedarse más tiempo del permitido por sus visas y vivir en EU.

“Estos cargos no tienen sentido”, opinó. “Son estudiantes que se dedican a la investigación. Así que no sé por qué CBP está buscando instituir esta ley extrema y dura contra ellos”.

Aduanas y Protección de Fronteras recibió la autoridad de “expulsión acelerada” en 1996, dijo Kerry Doyle, una de los abogados que representa a Dehghani. La decisión le dio a CBP el poder de ordenar la expulsión de un inmigrante sin ninguna revisión de la corte, argumentó.

“Pero las únicas personas que encajan en esa categoría se supone que son las que se presentan con algún tipo de intención inmigratoria o de fraude, como si uno se presenta en el aeropuerto con todo y su fregadero de cocina y sin boleto de regreso”, dijo.

El uso de la expulsión acelerada por parte de CBP en el caso de estudiantes como Dehghani es “completamente impropio”, enfatizó.

“Parece que están cavando y buscando una excusa”, señaló Doyle. “Están usando este gran poder que tienen de manera inapropiada e ilegal”.

Siguen apareciendo incidentes similares en todo el país, el más reciente en Detroit, donde un estudiante iraní que se dirigía a la escuela de posgrado de la Universidad Estatal de Michigan fue enviado de vuelta a Irán el día de su cumpleaños.

Alireza Yazdani Esfidajani, de 27 años, fue detenido por agentes de CBP a su llegada al Aeropuerto Metropolitano de Detroit el domingo por la tarde, según dijo su abogada Ghazal Nicole Mehrani. Después de unas seis horas de interrogatorio, fue transferido a la cárcel del Condado de Monroe, donde estuvo detenido hasta el lunes al mediodía, reveló Mehrani.

Los agentes de CBP lo consideraron “inadmisible”, añadió, pero no estaba claro por qué.

Cuando Mohammad Elmi desembarcó en el Aeropuerto Internacional de Los Ángeles el 13 de diciembre, dos agentes de CBP lo estaban esperando. Lo escoltaron a una habitación, cuestionaron el propósito de su visita, y revisaron su teléfono, bolsos, zapatos y cinturón. No se le permitió hacer una llamada durante varias horas.

Elmi estaba en camino para reunirse con su esposa, Shima Mousavi, y para hacer su doctorado en ingeniería eléctrica en la Universidad de California en Santa Bárbara. Mousavi ya asistía a la Universidad de Antioquía en Santa Bárbara con un visado de estudiante, una escuela a la que ella se transfirió para que la pareja pudiera vivir en la misma ciudad.

Elmi le comentó a los agentes que durante su servicio militar obligatorio en Irán prestó servicio en el Artesh, o ejército, una rama separada del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica, al cual el gobierno de Estados Unidos ha designado como organización terrorista.

Después de eso, el hombre de 31 años fue entrevistado por otro agente de CBP, quien le dijo que lo mejor sería que retirara su solicitud de visado para evitar que se le negara la entrada. Si se le negaba la entrada, le dijo el agente, a Elmi no se le permitiría entrar en Estados Unidos durante cinco años.

Los agentes, continuó Elmi, fueron agresivos: Uno le gritó cuando preguntó si podía acceder a su equipaje; otro le dijo que tendría que pagar tres mil 750 dólares por su vuelo de regreso a Irán. Ya había gastado cuatro mil dólares y pasado por ocho meses de trámites administrativos para llegar a Estados Unidos.

“Se comportaron como si yo fuera un terrorista”, criticó Elmi.

Elmi siempre había planeado regresar a Irán después de terminar su educación. Esperaba convertirse en profesor y dirigir su propia empresa.

Ahora, de vuelta en Teherán, no está seguro de cómo proseguir. Está trabajando con abogados para determinar si puede conseguir su visa.

“He perdido mi trabajo, mi dinero, todo”, dijo. “Mi esposa está en EU. No sabemos qué hacer. La única solución sería que mi esposa regrese y destruya sus sueños”.

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